Escuelas de Arte, Campo Universitario y Formación Artística

33 Ilustración. Si la educación podía racionalizar todas las esferas de la sociedad, se pensaba que eran los artesanos quienes lo requerían con más urgencia. Por lo mismo, es cierto que el curso de dibujo que se dictaba en la Academia de San Luis en principio tenía un fin práctico –una competencia que podía mejorar los objetos utilitarios elaborados por los artesanos–, pero esto no excluía otras motivaciones. Se seguía la máxima del Conde de Campomanes de que, para los artesanos, el dibujo era necesario en cuanto constituía “el padre de los oficios prácticos”. El pragmatismo de la sentencia esconde un desplazamiento de la teoría del disegno originada en el siglo XVI, según la cual el dibujo era el padre de la pintura, la escultura y la arquitectura debido a su carácter cognoscitivo y analítico, tanto como sintético y racional. El propio Manuel de Salas depositaba en el dibujo ambiciones mucho más “elevadas”. En un discurso que escribió en 1801, con motivo de los exámenes públicos de la Academia 5 , afirmaba: “el genio del dibujo hizo nacer las tres artes nobles: la arquitectura, a quien debemos habitaciones cómodas, seguras y agradables; la escultura, que inmortaliza a los grandes hombres; y la pintura, que representando a los sentidos las acciones, nos da continuas lecciones de virtud” 6 . Las virtudes prácticas y elevadas del dibujo se hacían presentes en la misma institución. Al mismo tiempo que se instalaba la enseñanza del dibujo, también lo hacía el esquema conceptual que tendía a separar las artes entre unas nobles o bellas, y otras mecánicas o utilitarias. La enseñanza del dibujo se continuó tras la Independencia en el Instituto Nacional, el que había sido fundado bajo el modelo del Institut de France para aglutinar las principales facultades educativas del país. Esta última tarea será transferida luego a la Universidad de Chile que, desde 1842, reemplazó a la colonial Universidad de San Felipe, aunque ahora con el ejemplo de la llamada universidad “napoleónica”, ya que debería dirigir y supervisar el desarrollo integral de la educación nacional. Tanto en el Instituto como en la mayoría de los colegios privados dirigidos a la élite, el dibujo fue valorado como una asignatura relevante, aunque desde cierta ambivalencia, pues se consideraba que para algunos el dibujo era un “talento de adorno”, mientras que para los artesanos constituía una competencia esencial. 5 Desde su origen en los humanistas del Renacimiento, fue característico que las academias modernas propiciaran los debates y conferencias. Los principios y valores de las bellas artes han sido uno de los temas predilectos de esta tradición. 6 Juan Salas (comp.). Escritos de don Manuel de Salas , tomo I. Santiago: Universidad de Chile. Imprenta Cervantes, 1910, p. 603. Claudio Guerrero - Kaliuska Santibáñez

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=