Escuelas de Arte, Campo Universitario y Formación Artística

175 artes visuales en el caso observado, siguen perpetuando una relación a ratos demasiado objetual con la tecnología en donde el uso de software hasta la gubia encarnan muchas veces el mismo objeto artístico, en lugar de ser un medio para la discusión crítica sobre el estado de las cosas, el medio, la historia y los elementos de apropiación identitaria que se puede realizar desde el arte. No cabe duda que este exceso de escrúpulos está determinado por razones que, acudiendo libremente a Foucault, nos hablan de una biopolítica del poder y el control, en donde la institucionalidad que contiene espacios como la escuela de arte ya mencionada, o programas de apoyo a las artes, así como galerías y museos regionales, revitalizan cada cierto tiempo el mensaje de una promesa cultural que busca mejorar en el futuro las condiciones de sus espacios y sus artistas: el viejo “hoy no se fía, mañana sí” sobre el que descansa la promesa cultural de abrir espacios de experimentación, difusión, crecimiento y diálogo cultural. ¿A quién beneficia la permanente agonía de espacios como la escuela de arte en el ejemplo aquí seleccionado? ¿Qué efectos tienen clausuras sorpresivas de exposiciones? Me permito poner el dedo en la llaga para decir que, en una larga cadena de relaciones, no solo se beneficia una clase dominante cuyo poder inalcanzable imparte sus dictámenes por doquier. Recurrir a esa argucia sería subestimar la cuestión. Mi principal tesis al respecto es que el arte solo es democrático –entiéndase para todos– cuando tiene fines propagandísticos. Por consecuencia persisten la autorreferencia, la circulación limitada de algunos nombres destacados, y por sobre todo, agobiantes prácticas de importación de artistas que intentan realzar espacios como la Galería de Arte de la Universidad Católica, como un espacio de generación de sentido contribuyendo a la distinción y promulgación de perspectivas más allá de los intereses de la dominación existente. El efecto más inmediato es la visión cortoplacista y la neutralización de los agentes que a su vez contribuyen a la propaganda institucional. ¿Qué pasaría si, en lugar de que los profesores organizaran exposiciones de alumnos explicando las características explícitas de cada muestra, se dedicaran a escribir y exponer las condiciones bajo las que se produce determinada curatoría y los efectos que la visualidad llega a tener en la práctica artística de jóvenes artistas de la región? He querido referirme a este caso no solamente porque es el que más conozco, luego de haber trabajado casi cinco años en el sur de Chile, sino porque este Abelardo León Donoso

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