Escuelas de Arte, Campo Universitario y Formación Artística

152 Así pues, se puede decir sin temor a equívocos que la inscripción de una obra o una exposición no es una cuestión de índole espacial sino que requiere de un público adecuado y de un medio expedito que reconozca y haga suyo cierta irrupción. ¿Qué harán esos “jóvenes creadores valdivianos” en una ciudad tan poco preparada para su arte? ¿Qué posibilidades tendrán de generar una carrera artística en la ciudad que les dio formación? Parece que el tópico del viaje, el antiguo tour a Roma, va a ser decisivo. El espacio que irán a pelear los egresados será el del medio santiaguino: las galerías y museos de la capital. Algunas de las obras presentadas en la muestra abordaban la precariedad y el descampado propio del escenario valdiviano: fotografías dispuestas a las condiciones atmosféricas del exterior de Francisca Jara; moldes de cuerpos humanos caídos al suelo de Karen Vera; instalaciones con materiales de desecho de Ignacio Traverso y, finalmente, citas y referencias sutiles al terremoto de 1960 por Dany Molina. De este modo, los artistas recién egresados manifiestan una distancia crítica para su propia institución (diferencia sustantiva con lo que ocurre en la muestra “Espacio contenido” y, aún sin saberlo, con “Desde el resto”). Se trata de obras y miradas que dan cuenta de las fisuras de un relato que se pretendía monumental (la Escuela del margen del arte chileno), situada en el más absoluto y absurdo de los descampados. A diferencia de la labor institucional, la producción artística sí se puede nutrir de eso, como tema, problema, paráfrasis, comentario. Es decir, las obras hacen suyo el deterioro y el moho que cubre su propia Escuela como también el MAC-Valdivia, y en esto la obra de Paulina Videla era paradigmática. Situada en el zócalo del edificio, la propuesta de la joven artista consistía en una monumental intervención pictórica al muro sacando a relucir las formaciones mohosas en el lugar de exposición. La limpieza de la Escuela, que tan pulcra se quiere, fue cuestionada por sus propios creadores. Y el pasado, lo precario y la memoria fueron ejes sustantivos para artistas que nadan en las aguas de un río sin aparente destino. Paradojas en el arte joven chileno

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