Escuelas de Arte, Campo Universitario y Formación Artística
149 Esta cuestión, aparentemente solucionada en la actualidad, cala profundo en lo que podríamos llamar los desarrollos de las artes visuales en Valdivia y, por supuesto, pone en duda esa intención proyectiva de egresados/artistas. El título de la muestra, “Al borde” invoca una resonancia un poco pretenciosa y no deja de ser algo paradójico. Al borde, refiere a esa condición límite para con el centro del arte chileno: Santiago. Es alusiva, quizás, al borde geopolítico del mundo, o tal vez, al estatus del arte en la sociedad actual. Esta situación de borde, en mi opinión puramente nominal, esconde el factor formativo de los egresados. Su formación ha sido en la tradición del arte chileno de los últimos treinta años: tradición crítica, objetual, de instalaciones y de discurso político (su actual director de Escuela, Jorge “Cerezo” Hernández, jugó un papel relevante en los grupos alternativos y marginales de intervención urbana durante fines de los ochenta). Por ende, no se puede decir que los egresados tengan esa condición crítica de borde (como lo fue el caso del concepto de “margen” para el arte en Chile del setenta y ochenta, según Nelly Richard). La exposición más bien consolida la Escuela de Artes Visuales de Valdivia como una extensión de la centralidad de la producción y la crítica de arte principalmente generada en Santiago. Digo esto con el afán de esclarecer una intención institucional apoyada en una retórica de convencimiento: “los artistas del borde, del sur y del margen del arte chileno”. Vuelvo sobre un punto. La tradición histórica entraña más una posibilidad que un “pie forzado”. De ningún modo creo que las tradiciones deban ser “tradicionales” ni menos creo que lo crítico y marginal no puedan devenir en tradición, volviéndose productivos en otro registro (y la Escuela de la Universidad ARCIS sería el ejemplo paradigmático de esto). Pienso que la carencia de visión histórica es uno de los problemas menos tratados y de mayor importancia para pensar el lugar y la relevancia de una Escuela de Artes Visuales en Valdivia. Insisto: esto no significa construir una imagen a lo estatal de “Valdivia, ciudad cultural”. Pienso que se requiere de una operación analítica que articule una lectura histórica de la producción artística en Valdivia. En este sentido, la carencia de visión histórica es un problema para todo el escenario artístico valdiviano: las instituciones de formación, los mismos productores, y los agentes de difusión, salas de arte y museos. La exposición de los egresados funciona como un anclaje regional de los desarrollos del arte bajo el paradigma de Santiago: de ninguna manera es un borde Ignacio Szmulewicz
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