Escuelas de Arte, Campo Universitario y Formación Artística

133 que son una especie de talleres de residencia ya que los estudiantes entran cada semestre a un espacio que les pertenece durante todo ese período (pueden trabajar de lunes a sábado, de 9:00 a 21:00 hrs. y eso les permite avanzar en sus propuestas más allá de los horarios establecidos de clases). Paralelamente están funcionando los Talleres Centrales de Grabado, Serigrafía, Cerámica y Textil, donde los estudiantes también puedan transitar y experimentar transversalmente entre diferentes prácticas. Las problemáticas que se presentan para la construcción de un proyecto muchas veces necesitan otros medios para ser resueltas: de ahí la importancia de esta transversalidad de saberes y técnicas que ofrece un cruce de información y procedimientos para resolver sus propuestas. Generalmente lo que se desarrolla y trabaja en el Taller Central se continúa y completa en los otros talleres, es de esta forma como se enseña arte en la Universidad de Chile. Los estudiantes quieren ser artistas activos en el desarrollo histórico, político y social del país, tal como lo demuestra la tan potente y significativa presencia de la Escuela de Arte de la Universidad de Chile en las movilizaciones del año 2011. El desplazamiento a la calle obligó a cuestionar el trabajo de taller y eso se resuelve traspasando las fronteras del oficio. No creo que, culturalmente, se entienda la diferencia entre “artista” y “licenciado en arte”. Sí es más claro lo que es un “productor artístico” porque se asocia a producto cultural; algo que, en las políticas culturales actuales, resulta más importante, lamentablemente, que la poética de la obra. Algunos artistas asimilan el éxito con el índice de ventas en una exposición; para otros, significa el reconocimiento de sus pares y la capacidad de la obra de convocar escrituras críticas. Se decía que en Chile, a falta de mercado real, las obras peleaban por el “mercado de los discursos”. Sea como sea, esa diferencia estructura dos tipos de artistas, dos tipos de obras que no se plantean los mismos desafíos. La capacidad de influir en el contexto artístico y social de un país solo lo puede dar una obra con espesor discursivo, y para que eso suceda los estudiantes tienen que transitar por diferentes áreas del conocimiento. La experimentación, el riesgo, la transversalidad de lenguajes y los desplazamientos desde la propia historia del arte es lo que debería suceder en una escuela de arte, eso sería lo que aporta la licenciatura. Quizás lo importante para quienes estudian Licenciatura en Arte y no logran construir obras, es entregarles las herramientas para desplazarse a las capacidades pedagógicas o vincular sus destrezas con la gestión cultural, algo aún Nury González

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=