Escuelas de Arte, Campo Universitario y Formación Artística

129 y desaparición de personas. Aceptábamos y dejábamos para más adelante el fraude político del sistema binominal. Como siempre, fueron los estudiantes –ese estamento en el que anidan con preferencia las energías liberadoras– los de enseñanza media, los universitarios y en especial los estudiantes de arte, los que lograron instalar un nuevo escenario en la calle fuera de los claustros académicos; un escenario que iluminó y le dio cauce a una nueva conciencia ciudadana, hasta ese momento rendida, aletargada, adormecida y escéptica, una toma de conciencia que logró darles forma y contenidos en la agenda pública y en la cabeza de todos nosotros a todos esos malestares largamente silenciados. La desacreditación del sistema de acreditación El 31 de agosto del 2011, la Comisión de Educación del Senado aprueba por tres votos contra uno –el de la senadora designada Ena von Baer– un proyecto que busca poner fin al lucro en la educación superior (a 31 años de vigencia de la Constitución redactada por la dictadura de la que es adicta la misma senadora designada, una senadora que promueve el lucro en el negocio de la educación superior). La Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados redacta el Informe del lucro en la educación superior que, en julio de 2012 y luego de más de seis horas de discusión, finalmente es rechazado por el pleno de la misma Cámara de Diputados siendo que dicho Informe había acreditado lucro en siete de estos planteles universitarios. Once diputados de la oposición se parearon con sus símiles de derecha, siete de los cuales estuvieron presentes en el Congreso e incluso presenciaron el debate antes de la votación, que con un “empate técnico” tiró a la basura el Informe de la comisión investigadora. Una derrota al movimiento estudiantil en instancias legislativas, con la ayuda de las ausencias, frívolas o interesadas, de una oposición –los diputados de la Concertación– que había comprometido su apoyo a las conclusiones de dicho informe. Pero las demandas estudiantiles no fueron en vano. No se ha castigado el lucro pero si los sistemas irregulares de acreditación de la calidad, tal como ocurrió en el caso de la Universidad del Mar (noviembre de 2012). Sus estudiantes interpusieron una querella en contra de los controladores de la institución acusándolos de “estafa y lucro”. Tras las graves denuncias de irregularidades financieras, la Universidad Nury González

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