Escuelas de Arte, Campo Universitario y Formación Artística

122 4. Relación de convergencias Las observaciones de campo anteriores están orientadas a incrementar el diagnóstico necesario para definir las necesidades que demandan el diseño de una posible política pública en la enseñanza superior en artes visuales. Sin embargo, y adelantándonos a la existencia del mismo, debemos apurar algunas ideas respecto de la pregunta sobre el tipo de práctica que nos interesa promover desde nuestra experiencia cotidiana. Si el ser artista en el contexto del debate de arte contemporáneo no es una condición, esto significaría que lo pertinente desde la formulación de las políticas públicas para su desarrollo, no debería estar centrado en la formación de variadas habilidades, las que incluyen un largo rango que va desde las artesanales hasta las publicitarias. Habilidades que por lo demás se supone les otorgarían la condición de artistas a nuestros estudiantes, lo que como ya hemos reseñado estaría dentro de la lógica del gymnasium . Lo pertinente aquí sería más bien poder generar desde cada disciplina convergente en este proceso formativo las condiciones de aprendizaje para relacionarlos –y relacionarnos– activamente con el contexto, habilitando un campo de experiencias que les permitan tomar decisiones sobre sus propias habilidades, las que como conductas de entrada son siempre preexistentes en ellos ¿o alguien lo dudaría respecto de la condición de nativos digitales que tienen hoy nuestros estudiantes? Entiéndase bien que no se trataría de tematizar el contexto, al modo de la ilustratividad complaciente de muchos proyectos artísticos tamizados por discursos ecológicos, patrimoniales o políticos. Lejos de ello, la visión supone entender el contexto como experiencia relacional que movilice a nuestros estudiantes para enfrentar los problemas reales de su constitución como agentes del sistema de arte y no como consumidores de este en su pasivo rol actual de clientes del sistema de enseñanza y todas sus externalidades asociadas a las industrias culturales. El poder de decisión debe radicar en opciones que vayan más allá del consumo, ya que ellos no son solamente depositarios sino que intérpretes de su autoconstrucción como sujetos del sistema de arte y no meros productores de objetos. Por lo anterior es poco verosímil que desde las universidades pretendamos enseñar a nuestros alumnos a “crear una obra de arte”, ya que hoy día ese mismo entendido está puesto en crisis. Lo necesario no va por el lado de la creación, ni La práctica, la enseñanza y el aprendizaje: de la condición a la relación

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