Resistencias: Foro de las Artes 2020
95 * catalina donoso r e s i s t e n c i a s d o m é s t i c a s : r e f l e x i o n e s e n t o r n o a u n a c a s a e x p a n d i d a objetual que a la vez contiene y fija la emanación de los cuerpos que retrata (como el brazo que escribe resistencia en el muro de esa casa a mis cinco años sigue amarrado a las líneas que trazó). En ese sentido, el laboratorio que alberga la casa de CEIS8 es un ejercicio constante de gestos de resistencia a la industrialización del cine y la aceleración de la imagen contemporánea, una sublevación artesanal a la profesionaliza- ción como hegemonía de los tiempos y los relatos. Los ritmos que se ins- talan son otros y convocan también a una redefinición de lo doméstico. “La conformación de un colectivo supone también la trasgresión de la idea de ‘familia’ tradicional, que está acompañada como bien sabemos, de la idea de propiedad privada, de heterónomas, y otras figuras que rigidizan las posibilidades de organizarse solidariamente”, declaran en su presentación lxs dos miembros del colectivo. Lo doméstico es un modo de relacionarse que implica unos cuerpos en contacto. Pero que el distanciamiento físico no vulnera porque no se an- cla solo en la presencia efectiva, sino en maneras de vincularse y cons- truir comunidad. Ante el cuestionamiento de la familia como pilar social severo y opresivo, lo doméstico aparece como una renovación de ese mandato familiar. Las memorias se liberan, se comparten y se resignifi- can. Pienso también en la violencia doméstica amparada por la rigidez de un modelo familiar que busca imponer sus lógicas y anular las disi- dencias. Esta casa común que se quiere nombrar aquí es una resistencia flexible que confronta la convención con dureza, pero propone vínculos que no se basan en la imposición de una norma sino en los intereses comunes y el deseo de autoconstruirse. Termino declarando cómo esta experiencia de comunidad se enlaza con mis recuerdos infantiles. Esta reflexión comienza con esas dos escenas a la vez familiares y colectivas, y termina con la experiencia de una co- munidad ligada al amor³ por las imágenes. Gestos mínimos que se es- cenifican en el espacio público, pero que albergan una cierta intimidad que se trae con uno. Una idea de casa que se abre a la experiencia de otrxs. No la casa ideal burguesa que fortifica y aísla las in- timidades, ni tampoco la sobreexposición contemporánea que llena de ansiedad la posibilidad de ser alguien en el muro de una red social. El gesto es cuerpo que desafía la intimidad a la vez que la contiene. La casa no es la de la familia como convención rígida de tantas normatividades. 3 En su exposición, Inti Gallardo y Martín Baus subrayan, a partir de una reflexión de Maya Deren, que su aproximación al adjetivo amateur se enlaza más con la acepción de “amante” que con la que se sitúa como oposición a la experticia o profesionalización. Es ese amor por las imágenes cinematográficas y su cualidad material lo que lxs congrega.
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