Resistencias: Foro de las Artes 2020

r e s i s t e n c i a s 92 u otro, nosotros hemos decidido mantener como acompañantes. Ese deseo acu- mulado hace aparecer una energía insumisa, derivada por una mayor posesión de nuestro tiempo, la cual configura un espacio emocional alterno, que afecta los supuestos equilibrios tácticos, táctiles, manipulativos que sostienen la idea de casa”. (Shaday Larios) En la cita anterior la artista e investigadora mexicana Shaday Larios, hace referencia a dos conceptos que también aparecen en el texto que Di- di-Huberman escribe para acompañar la muestra: uno es el deseo y el otro la sumisión. Larios alude a este último para trastocarlo en su opo- sición insumisa que los objetos cotidianos resignificados desencadenan. La “indestructibilidad del deseo” dice Didi-Huberman (haciendo referen- cia a Freud) es la potencia que no claudica aun cuando las circunstancias nos limiten y vulneren. El deseo está en los cuerpos y en sus escenogra- fías diarias, la resistencia es la activación de ese deseo. Mi mamá murió en enero de este año y durante algunos meses en que la cuarentena se vuelve un poco más flexible, me dedico a ordenar las cosas de su casa para poder habilitarla para que sea habitada por otra persona. La normativa me permite ahora salir a la calle más libremente, pero esta labor es un movimiento hacia adentro que me mantiene pega- da a los objetos y su carga afectiva. Es un trabajo física y emocionalmen- te extenuante en el que avanzo muy lentamente cada día. Todavía hoy quedan en mi casa una serie de cajas llenas de cosas que por ahora se rebelan ante la catalogación. Son cosas, “sus cosas”, todavía en busca de una nueva manera de ser en el mundo material que ahora existe sin ella. El 8 de marzo había sido el último día que salgo a la calle a una actividad masiva antes de confinarme voluntariamente una semana después. Ese día marcho junto a miles de mujeres con la banda de “mujeres por la vida” amarrada al brazo. La encuentro entre las cosas de mi mamá cuan- do todavía este intento de orden póstumo no era una actividad sistemá- tica. Ahora que lo miro desde el futuro de ese 8 de marzo, en este ejer- cicio de recuerdo permanente activado por los objetos (objetos que no todos me pertenecen, memorias que no son todas ellas mis memorias), me parece que esa banda de género amarrada a mi brazo es una mani- festación concreta de ese doble movimiento que va hacia el afuera de la manifestación pública y el adentro de las casas, cargadas también de manifestaciones y gestos (aunque a veces nos parezcan imperceptibles). Mientras escribía este texto intentaba encontrar alguna expresión artísti- ca local que sirviera para poner en concreto estas divagaciones más allá c a p í t u l o 1 . r e s i s t e n c i a s y m e m o r i a s

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