Resistencias: Foro de las Artes 2020
r e s i s t e n c i a s 54 c a p í t u l o 1 . r e s i s t e n c i a s y m e m o r i a s hoy con el manejo de la revuelta y la evidente apatía con las víctimas de mutilaciones y atentados a los derechos humanos. La centralización del registro permite la consistencia de la historia al unificar los relatos, una prueba contundente que el colectivo ha incorpo- rado en su memoria, que por más que la autoridad se refugie en la impu- nidad para mantener firmemente el sistema en decadencia, se impondrá por años como el vestigio vivo de la transformación social. La pausa mundial que ha provocado la pandemia se consolida como un momento en que decantan los pensamientos y revive la reflexión sobre los procesos personales y colectivos que nos han llevado hasta este punto de inflexión. Tras meses de encierro, la realidad se ha vuel- to difusa y más que nunca los medios de comunicación adquieren el rol fundamental de mantener la percepción clara sobre lo que ocurre, sin embargo, la misma falta de credibilidad que se desprende de la es- tructura jerárquica de la información sesgada, es la que mantiene esta percepción como un complejo entramado de hechos y pensamientos di- fusos, inmerso en un clima de pánico y control por la fuerza. Volviendo a la Plaza de la Dignidad, y en alusión a una imagen aérea en ojo de pez que circuló tras la multitudinaria marcha del 25 de octubre de 2019, se puede apreciar como este centro se consolida como el corazón del movimiento social, una explanada repleta con un nivel energético que se traduce en gritos, bailes y fuego, que se diluye por las calles, como las arterias en el cuerpo, que irrigan la sensación de justicia incluso a quienes no podían asistir. Así como esta intensidad difundida marcaba el pulso del acontecer nacional en ese momento, también lo hizo la plaza vacía durante los meses de pandemia, destacando, por ejemplo, la visita del presidente Sebastián Piñera, en medio de la cuarentena, desatando una ola de críticas a su gestión y el mal manejo político. El primer paso para la superación de traumas es el diagnóstico, que se logra realizar una vez que vemos lo que está pasando. La visualidad del imaginario se hace necesaria para considerar las maneras en que debe- ríamos abordar los procesos sociales, bajo las ópticas contemporáneas que han llegado a un punto que, aunque puede ser extrapolado a otras épocas, cuenta con la complejidad del despertar de consciencia que ha caracterizado este momento y que probablemente sea el sello de una humanidad que en el siglo XXI decide dejar atrás las prácticas destructi- vas y las estructuras de poder jerarquizado. En el Arte y su posición a la
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