Resistencias: Foro de las Artes 2020
r e s i s t e n c i a s 50 c a p í t u l o 1 . r e s i s t e n c i a s y m e m o r i a s un lugar de encuentro, bajo la premisa de que una joya arquitectónica como esa debería ser compartida con la ciudad a través de un espacio democrático de ocio, acompañado del arte y la música. Si bien logró una gran afluencia de público en los tres años de funcionamiento antes del estallido social de octubre de 2019 cuando debió cerrar sus puertas temporalmente, siempre mantuvo un público de nicho, compuesto por gente joven, activa en redes sociales y pendientes de la oferta cultural de la capital. Un público medido para las capacidades de gestión de la Galería en su etapa de emprendimiento, que se perfilan como los nuevos exploradores de un espacio que por primera vez muta su vocación hacia lo público. En los casi 70 años del inmueble, siempre fue ocupado con fines privados, como residencia particular y oficina, relegando disfrute de esa vista solo a quienes lo podían frecuentar por contacto directo con sus dueños. El registro, como herramienta de perpetuidad de la memoria, es uno de los elementos que más importancia adquiere en este proceso de cam- bio. Es difícil rescatar más de medio siglo de experiencias ocurridas en la terraza de Merced 22, y podemos imaginar la infinidad de situaciones cuya trascendencia no va más allá del relato personal de quienes las vivieron. Una de las huellas más impresionantes podría ser un agujero en la baranda de bronce que se formó producto de una bala que llegó en momentos de represión durante la dictadura, que cobra vida con el sonido de los perdigones que se escuchaban mientras chocaban con la misma baranda durante la represión en 2019. La ubicación expuesta hacia la ciudad y la calidad del espacio colmado de expresiones artísticas, siempre mantuvieron una relación entre el in- terior y el exterior difícil de abordar. Más allá de este gran telón de fondo que elevaba cualquier visita a un estado sublime de goce, la baranda seguía siendo el límite físico y conceptual de la influencia humana, que solo en dos oportunidades se logró traspasar mediante intervenciones lumínicas a cargo del Colectivo Delight Lab, compuesto por los herma- nos Andrea y Octavio Gana. La primera intervención fue en noviembre de 2018 cuando se proyectó el rostro de Camilo Catrillanca con la frase “que su rostro cubra el horizonte” del poeta Raul Zurita, justo en la fachada de los edificios Turri sobre la marquesina del Teatro de la Universidad de Chile, el día que se inauguraba la exhibición “Desfiguración” de Gó- mez Balbontín en los salones de la Galería y que se convocaba una de las protestas más violentas que marcaba un precedente del estallido
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