Resistencias: Foro de las Artes 2020
117 * francisco sanfuentes r e l a t o d e u n a p i e z a s o n o r a : “ l o q u e n o s e v e / l o q u e n o s e e s c u c h a ” Noche y toque de queda se cruzan para que todo se suspenda en el silencio. Se aplaca la vida. Sin embargo la ciudad siempre se va a escu- char. Respira, susurra, el silencio es un zumbido, la vibración de su ser ahí existiendo escondida en la condición enigmática de lo nocturno. El silencio es la presencia absoluta de esa lejanía que se nos viene encima, ahora como advertencia: “el mundo no terminará con una explosión, sino con un gemido”. En cualquier caso, va a sonar, porque todos los acontecimientos traumá- ticos conservan el sonido como su medio expresivo: guerra, violencia, amor, locura. Sólo la enfermedad es silenciosa y no consciente el análisis. Murray Schafer, “Nunca vi un sonido” Se trata entonces, ahí donde la mirada no llega, sólo de escuchar, sin más de escuchar lo que está allá afuera donde se debate, aliena o se extravía la existencia cotidiana de cualquier persona, escrutar sometidos a “cierta forma ceguera”, abiertos a lo incomprensible del paisaje sonoro de la enfermedad que podemos imaginar desde las ventanas. ¿Y qué se escucha entonces?: La niebla sonora que envuelve las cosas vistas casi como si se tratase de una débil interferencia. El siseo de la ciudad, aquello que en léxico sonoro le llamaríamos también hiss, o rui- do blanco, aunque el blanco en los principios simbólicos del color que enuncia Vasily Kandinsky sería la nada antes de lo que nace, y esto no se trata de lo que se ve, porque la mirada no nos dice nada, ni se trata de lo que es posibilidad de ser y nacer sino se trata de lo que se apaga y mue- re en otro lugar que no queremos imaginar, paisaje tras la frontera del marco ventana que se expande sin límites visto desde el confinamiento. Ahí donde la mirada no nos ofrece más que la secuencia repetida de lo mismo hay que ponerse a escuchar / imaginar lo que sí sabemos que sucede aunque sus resonancias se oculten es la escenografía visual de los cotidianos: ¿Y qué se puede escuchar? ¿Qué es lo que se escucha? Ya lo decía, al principio sólo el siseo de la ciudad. Los micrófonos son ciegos, hay que comportarse como tal aunque la ciudad apenas provoque el movimiento oscilatorio de su diafragma.
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