Cambio climático y desastres naturales : acciones claves para enfrentar las catástrofes en Chile
60 El Cambio Climático y Chile: Los riesgos críticos en nuestros asentamientos humanos y ecosistemas naturales. sumo absolutamente vital en la lucha contra el cambio climáti- co, puesto que marca un comportamiento complejo en la emi- sión de GEI, como porque articula una sociedad de consumo que es necesario disciplinar. El uso crecientemente controlado del automóvil particular y su contraparte evidente, el fomento y estímulo a las diferentes formas de trasporte público, están en el centro de muchas propuestas ambientales y urbanas en el mundo. Tras todo lo anterior existe un concepto económico y hasta cultural de un nuevo patrón de consumo que enfrente los efectos del Cambio Climático. Ello ocurre en Londres, cuando se establece un sobre costo de circulación al automóvil, sumamente gravoso por transitar en el centro de la ciudad y en aquella ciudad española de Ponte- vedra que aspira a ser la primera ciudad del mundo sin circula- ción de automóviles en su perímetro central. Sea por costo aso- ciado o por prohibición propiamente tal, se imponen modelos de control a la circulación del automóvil privado. Al tiempo, se define una batería de políticas públicas de promoción del tras- porte público, especialmente con corredores segregados para ello, con vías exclusivas y diferenciadas para el trasporte públi- co, con extensión y ampliación de líneas de Metro o trasportes masivos similares, trenes de acercamiento, tranvías exclusivos y hasta funiculares, y con una reorientación ecológica creciente del trasporte público en superficie. En Chile eso se observa nítidamente con la prioridad para nuevas líneas de Metro, el aumento del transporte combinado, la aparición de buses eléctricos para el transporte en superficie y los incentivos,. facilidades y promoción de modos de trans- porte no motorizados. La idea principal es que la red de trans- porte público permita a los ciudadanos desplazamientos ra- zonables en tiempos predecibles. Ello requerirá urgentemente una mayor planificación de nuestras ciudades, con adecuados servicios barriales y completas infraestructuras de educación, salud y servicios generales. En la situación chilena se observa una tendencia pro-trasporte público, que se encuentra afianzada también por el aumento frecuente del trasporte de personas en bicicleta (y sus respec- tivas adecuaciones viales) y el muy importante trasporte a pie, sin duda la más ecológica y sana de las modalidades de tras- porte. Lo anterior, supone acciones de infraestructura bastante demandantes como el mejoramiento de vías segregadas para bicicletas y la mantención de los sistemas veredas y calles para los peatones. Es relevante observar que la ciudadanía tiende a respaldar el fomento del transporte público y está dispuesta a asumir sacrificios y restricciones asociados al uso del auto par- ticular. Lo que hace 20 años era objeto de un ardoroso debate sobre “derechos adquiridos” se ha ido transformando en algo natural. En un terreno más amplio sobre el consumo, comienza a ex- pandirse el que las familias e individuos favorezcan aquellos productos que tengan una conocida, trasparente y adecuada “línea de Carbono”. En los avances alimentarios chilenos, de la que la Ley de etiquetado es un gran avance, ella se deberá complementar con una información alimentaria que agregue la contribución a los GEI. Mucho terreno se deberá recorrer para asegura asistencia técnica, crediticia y asociativa a coope- rativas de productores agrícolas y otras entidades que se vayan dirigiendo en el enfoque de la sustentabilidad climática. Las entidades de pequeño y mediano tamaño requieren asociarse eficazmente y ser apoyadas primitivamente por las entidades gubernamentales. Sólo ello permitirá la expansión sostenida de una economía sustentable de largo aliento.
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