Cambio climático y desastres naturales : acciones claves para enfrentar las catástrofes en Chile

153 en qué consisten los nuevos planteles forestales; como mejoramos sus caminos interiores y, como establecemos barreras eficaces respecto de los asentamientos poblados y actividades estratégicas productivas. Es- tas son algunas cuestiones que deben resolverse con un tipo de “pro- ducción forestal” renovada y, en definitiva, más sustentable. La amenaza de incendios es la más grave para la actividad fores- tal. Puede haber afectaciones productivas por plagas, pero allí la prevención sistemática ha logrado aminorar efectos graves. Los incendios están en el centro del riesgo forestal y requieren un trata- miento cualitativamente distinto al histórico. Y es, en ese territorio, donde se han producido los más significativos avances productivos. Cuando las pérdidas patrimoniales adquirieron la dimensión de 2017, las nuevas formas productivas forestales se constituyeron en una necesidad imperiosa. El “hay que trabajar de otra manera” paso a constituirse en una consigna del sector, especialmente para las grandes empresas agrupadas en la CORMA. La magnitud de las pérdidas de masa forestal valiosa, exigió una política y acciones preventivas de mucha mayor fuerza. Las empresas pasaron a otro tipo, cualitativamente superior, de inversión preventiva y combati- va contra los incendios de gran magnitud. Trabajando muy asociativamente entre privados, donde COR- MA cumple un cometido esencial. Porque “todos dependemos de todos” (los siniestros pueden partir de cualquier lugar), porque juntos tenemos mayor fuerza organizativa y de recursos y porque la producción forestal nacional es más complementaria que com- petitiva. Ello implica tener una relaciónmás estrecha con CONAF, muchísimo más de lo que ha sido históricamente, compartiendo experiencias nuestras e internacionales, maquinarias y equipos e incluso con brigadas de combate integradas en el territorio. Emer- ge una forma colaborativa público- privada de otro carácter. Con equipamientos más adecuados donde se ha ido especializando el esfuerzo en aviones de tamaño medio, que puedan reabastecerse con prontitud, y que se integren eficazmente con el ataque terres- tre que es insustituible en el combate. Con sistemas de información y mapas topográficos pormenorizados y con sistemas en línea en el territorio y en “medio de los combates”, atentos allí a la direc- ción de los vientos y los avances en diferentes direcciones del in- cendio. “Como en la guerra de posiciones” porque es la guerra. Y allí encontramos los equipos y vehículos en privados sus “puestos de combate” junto con CONAF, las brigadas del Ejército, el insus- tituible trabajo de Bomberos, el MOP y privados haciendo cor- tafuegos, los Municipios desplegados en el territorio, movilizando y evacuando población. Todo lo anterior, bajo un indispensable mando único, sin el que no hay posibilidad de éxito. Se configu- ra así un concepto, una metodología y una práctica de enfrenta- miento de los incendios forestales que es “de nuevo tipo”, con una dirección unificada de gestión en los incendios que favorezcan su contención y extinción de sus orígenes. En este nuevo concepto de prevención, las empresas deben ocu- par un primerísimo lugar. Ajustando sus protocolos y normativas internas; teniendo nuevas instalaciones de vigilancia; anticipando y preparando “escenarios críticos”; concentrándose en los puntos y las actividades más riesgosas; haciendo ensayos y simulaciones y, previniendo una y otra vez. Se trata ahora de un trabajo per- manente, cuidando cada fase productiva, más allá de los períodos reconocidamente críticos, e integrando a la totalidad del personal y el trabajo de divulgación y capacitación con las comunidades. Estas acciones de prevención deben incorporar a las comunida- des en que se inserta la actividad forestal. Contempla el conjunto de empresas de la cadena productiva de abastecimiento, procesa- miento, almacenamiento y de trasporte que implica la actividad

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=