La tormenta de fuego y la Nueva Santa Olga

90 Actores en la Catástrofe EJÉRCITO Producto de las catástrofes derivadas de los diferentes fenómenos naturales que han afectado a nuestro país en el transcurso de su his- toria, se estableció el Sistema Nacional de Emergencia y Protección Civil (SNEPC), en el cual las Fuerzas Armadas, y el Ejército en par- ticular, están consideradas como uno de sus pilares fundamentales. Para estas actividades, la Institución pone a disposición del SNEPC, una serie de unidades, representados por las Brigadas de Refuerzo de Incendios Forestales (BRIFEs), las Unidades Fundamentales de Emergencia (UFEs), las Patrulla de Auxilio y Rescate Militar (PAR- MEs), y los Puesto de Atención Médica Especializada (PAMEs), los cuales podrán ser solicitados por las autoridades correspondientes (Intendente, Gobernador y/o Alcalde) o por la ONEMI. Para ayudar a combatir el Megaincendio, fueron desplegadas cerca de 60 Brigadas de Refuerzo para Incendios Forestales (BRIFEs), con alrededor de 700 brigadistas. Unos 5 mil 300 efectivos del Ejér- cito fueron parte de los casi 10 mil miembros de las Fuerzas Arma- das, además de Carabineros, PDI, y diversas organizaciones del Es- tado e instituciones públicas desplegados, en siete regiones del país. A medida que la amenaza crecía, se hizo evidente la necesidad de contar con más recursos de personal y material, ante lo cual el Ejér- cito dispuso el despliegue de unidades provenientes desde la Prime- ra División de Ejército (Antofagasta) hasta la Tercera División de Montaña (Valdivia). Además, fue necesario conformar un Órgano de Maniobra Aéreo (OMA), para el empleo de aeronaves de la Brigada de Aviación del Ejército (BAVE) y Fuerza Aérea de Chile (FACH), junto con la coordinación del espacio aéreo para todos los medios que se emplearon en el combate a los incendios forestales. El desarrollo de las primeras consideró el despliegue en las zonas de responsabilidades designadas y la conformación de las agrupacio- nes y empleo de las unidades, permitiendo canalizar la información necesaria al Cuartel General (CG) y, de este modo, visualizar la si- tuación y adoptar decisiones de ejecución, enfrentando la amenaza dinámica de los incendios que iban cambiando cada hora, en dife- rentes frentes y con diferentes magnitudes. A medida que los incendios forestales crecieron en magnitud, se concentraron parte de los esfuerzos en priorizar algunas localidades que presentaban mayor riesgo hacia la vida de la población. De- cisiones a base de la información proporcionada por todos los or- ganismos involucrados tales como: ONEMI, CONAF, Bomberos, Carabineros y la PDI. Estas decisiones permitieron, en colabora- ción con los organismos regionales, evacuar en forma preventiva y coordinada a las localidades que fueron afectadas, en forma parcial o total, como fue el caso de Santa Olga. El proceso de evacuación preventiva no estuvo exento de dificulta- des, en particular por la resistencia de la población que, a pesar del alto riesgo para sus vidas, se negaban a hacer abandono de sus pro- piedades, bienes y animales. Se mantenía un permanente control por parte del Ejército y las policías durante las horas más críticas, para evitar el ingreso de la población a las localidades afectadas. Dentro de la categoría de “infraestructura crítica” que se priorizó proteger se consideraron: centrales eléctricas, parques nacionales, forestales con población en sus alrededores, y principalmente, el Sistema Interconectado Central (SIC), el subsistema de generación (Central ColbúnMachicura), el subsistema de transmisión, y el sub- sistema de distribución.

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