La tormenta de fuego y la Nueva Santa Olga

84 Actores en la Catástrofe Estas instituciones a las que se hará una mencion especial de su rol son la Corporación Nacional Forestal (CONAF); la Oficina Nacional de Emergencia (ONEMI) y, las Fuerzas Armadas de Chile, en particular a su Ejército. CONAF Sin lugar a dudas, fue una institución central en el combate de los incendios en donde el profesionalismo de sus equipos, en especial de sus brigadistas, que trabajaron incansablemente en la titánica tarea de controlar el fuego, de una magnitud nun- ca experimentada, estableciendo las coordinaciones con otras instituciones. Su capacidad de respuesta fue ampliamente re- conocida por la ciudadanía y los expertos y equipos interna- cionales que llegaron a a colaborar en esta gran tarea. A este esfuerzo se sumaron los Cuerpos de Bomberos de dis- tintas ciudades y localidades del país, funcionarios de las Fuer- zas Armadas, Carabineros y PDI, y los más de 600 brigadistas extranjeros que llegaron desde distintas latitudes para ayudar en el control de la “Tormenta de Fuego”. Los brigadistas y expertos internaciones fueron de Francia (69), de Estados Uni- dos (4), de Colombia (35), de México (50), de Perú (30), de Argentina (112), de España (59) y de otras nacionalidades (51). Un factor clave fueron los recursos aéreos. CONAF dispuso de 37 aeronaves, entre aviones y helicópteros, más 19 aeronaves proporcionadas por ONEMI, tres de aportes internacionales, y cuatro donaciones, de las cuales dos fueron internacionales y dos nacionales. La maquinaria dispuesta por el Ministerio de Obras Públicas y del sector privado (empresas forestales y de celulosa) fue clave al momento de ejecutar los cortafuegos que facilitaron el trabajo de los brigadistas y voluntarios. De acuerdo a lo señalado por los especialistas de CONAF, la situación más compleja, junto con la tragedia del poblado de Santa Olga, fue el incendio forestal del sector “Las Máquinas”, en la Región del Maule, con una afectación total de 183 mil hectáreas, de las cuales 100 mil fueron arrasadas en sólo 24 horas, producto de las condiciones climáticas imperantes. Te- rritorio equivalente a 1,6 veces la superficie de Santiago. Dada la velocidad de avance y fuerza del fuego, se decidió concentrar los esfuerzos en la protección de los poblados y las personas, lo que permitió salvar varias comunidades de ser afectadas. Hubo momentos en que se temió que el fuego se extendiera a los poblados del gran Concepción, por lo que se redoblaron los esfuerzos en la construcción de cortafuegos y de las aeronaves. La acción oportuna y una efectiva coordinación de los actores y recursos, posibilitó controlar este megaincendio en sólo 20 días, con daños materiales y pérdida de vidas humanas que –sin lu- gar a dudas– pudieron haber sido considerablemente mayores, como ha ocurrido en otros países. Este hecho fue ampliamente destacado por los expertos de la Unión Europea y de otros orga- nismos internacionales, resaltando el correcto trabajo y profesio- nalismo de los organismos técnicos de Chile en el control de un incendio sin precedentes en la historia de nuestro país. Fuente: CONAF

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=