La tormenta de fuego y la Nueva Santa Olga

65 lamentar, a pesar de la magnitud de la tragedia que arrasó con la localidad. La localidad de Santa Olga surgió en la década de los 60, cuando alrededor de 100 familias se trasladaron a ese sector de la región del Maule para trabajar para una empresa forestal que se había instalado en la zona para comenzar sus operaciones. Al momento de la tragedia contaba con alrededor de cinco mil habitantes, que se fueron instalando de forma irregular. Sólo un tercio de los pre- dios contaba con título de propiedad. La mayoría de sus habitan- tes se dedica al rubro forestal, el 90% o más. Algunas familias se dedican a la agricultura y recolección de frutos silvestres (callam- pas) para luego comercializarlos. Ya contaba con servicios básicos de luz, agua potable (a través del programa de Agua Potable Rural del MOP) y antes de la tragedia se estaba ampliando la construc- ción del alcantarillado, que sólo alcanzaba al nivel central. Fueron también destruidos el retén de Carabineros y la sala de máquinas de Bomberos, ambos habían sido inauguradas el año 2016. La localidad contaba con una posta de primeros au- xilios; un establecimiento de educación básica; el Liceo Rural Enrique Mac Iver, que impartía una modalidad científico-hu- manista a una matrícula de más de 600 alumnos. Todas estas instalaciones fueron completamente arrasadas por el incendio. Asimismo, también fueron destruidas las instalaciones donde la población realizaba actividades sociales y religiosas como juntas de vecinos, comités, clubes deportivos y las iglesias (Ca- tólica y Evangélica). Los vecinos lograron escapar a tiempo, muchos sólo con lo puesto, pero perdieron casas, muebles y enseres. El esfuerzo

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