La tormenta de fuego y la Nueva Santa Olga

33 nible sólo para una tercera parte de las familias y en horarios acotados, la pregunta angustiante era ¿de dónde sacábamos el agua? La respuesta factible fue venir con agua desde el río Maule, lo que era bien difícil de materializar tanto por costos; por diseño técnico y, por el acceso a los derechos de agua. Se adopta allí una decisión que no habría sido posible sin Arauco, sin una Dirección Regional de Obras Hidráulicas DOH del Ministerio de Obras Públicas, que se la jugó por un diseño con recursos propios, con una Cooperativa no del todo con- vencida que era posible y que había que apostar por una res- puesta definitiva y permanente. Así nomás fue, Arauco mostró su disposición a donar un volumen de agua de sus derechos sobre el rio Maule, usar sus instalaciones en la toma de agua y permitir que buena parte del trayecto de la tubería para llegar a Santa Olga pasara por sus propiedades hasta empalmar con el camino donde por la vía de franja fiscal el proyecto podía materializarse. Estamos hablando de unos 14 kilómetros de tubería. Por otra parte, la DOH asume el proyecto con enor- me responsabilidad que se corresponde con la catástrofe que enfrentábamos y Roberto Salazar, director regional de DOH, se pone a la tarea de diseñar un proyecto base y después el pro- yecto pormenorizado para poder iniciar obras cuanto antes. Se llega a un proyecto, quizás si el más complejo y costoso de la reconstrucción de la Nueva santa Olga, pero que permitirá el abastecimiento continuo y normal para más de 1.200 fa- milias, con distintas plantas elevadoras, con torres instaladas estratégicamente en la localidad y con un rediseño completo de las redes internas, que han sido compatibilizadas con la lo- calización de las viviendas y que se integra con el proyecto de alcantarillado que desarrollaba la Subdere. Cuando se ajustó el proyecto y se definieron los costos, incluidas conversaciones para disponer de tuberías a costos menores conversadas con la SOFOFA, de todas maneras, estábamos en los 7.000 millones de pesos. Y allí apareció Qatar. Ya en la fase más aguda de los megaincendios Chile recibió una importante ayuda de 5 millones de dólares de Emiratos Árabes Unidos. El embajador Jean Paul Tarud conversando al respecto, me dice que puede haber también una ayuda de Qatar, pero que debería ser sobre la base de un proyecto clave de la reconstrucción. Y ese fue el apoyo de estos “5 millones de dólares de Qatar”, con toda la complejidad administrativa, pero con un apoyo de nuestros diplomáticos de primer nivel. Hoy las torres de almacenamien- to del agua, sagrado elemento, en Santa Olga llevan pintada la bandera de Qatar. El proyecto tiene un gran avance a esta fecha y solo probablemente faltarán conexiones domiciliarias en la zona de Aromos para completar el sistema de APR más moderno y de mejor calidad de agua de Chile. No escapó al diseño que se instalaran grifos en la localidad para que además Santa Olga dispusiera de abundante agua para enfrentar in- cendios que enfrentamos localizados. Otra decisión clave tenía que ver con los servicios fundamenta- les de la Nueva Santa Olga. El Liceo y el jardín Infantil consti- tuyeron el principal servicio a ser construido. Y allí está Desafío Levantemos Chile. La institución que canaliza muchos y fun- damentales aportes de proveedores privados, que ya había de- sarrollado una labor encomiable en todos los territorios de los megaincendios, en la construcción de escuelas, de viviendas y en la provisión de servicios en pequeñas localidades. Entonces llegó el proyecto Desafío del Liceo y del Jardín Infantil. Ellos aceptan diseñar y construir un establecimiento educacional completo de muy alto estándar, coordinado con el Ministerio de Educación y la Dirección de Arquitectura del MOP. Nunca se pensó, como en otras catástrofes, instalar unos containers

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