La tormenta de fuego y la Nueva Santa Olga
26 Los Megaincendios Forestales y los Esfuerzos Reconstructivos Hay otras carpas, el Servicio de Salud y el Municipio hacen es- fuerzos por atender en el lugar. Allí se han congregado cientos de voluntarios, que circulan en variadas direcciones. El mando militar del general Iturriaga opera con eficacia; el patrullaje combinado con Carabineros es eficiente; se establecen las vías de circulación; los servicios tienen containers que han instalado para la atención urgente, pero la desolación se impone a to- dos los sentimientos. Tierra arrasada, el fuego se lo ha llevado todo. El paisaje es lunar, los escombros amontonados en toda esa geografía variable. Pasan los días, el fuego aún humea, la gente deambula. Mientras, el fuego continúa aún con ardor en muchas otras co- munas y regiones, donde la lucha es enorme. En Santa Olga, está la capital de la tragedia, desde aquí se abren los noticieros o se transmite de modo continuo. ¿Qué hacer con Santa Olga?, y frente del camino está Los Aromos y en el costado de Santa Olga, hacia Constitución, está Altos de Morán, donde la des- trucción ha sido parcial pero relevante. Los Aromos era aún más precario que Santa Olga, allí teníamos una concentración mayor de familias allegadas y la regularización de terrenos no había ni comenzado. Mucho de lo destruido estaba ubicado en lo que los planos reconocían como áreas y zonas de riesgo de remoción, todo estaba construido a grandes desniveles, había escasas calles, ninguna pavimentada. Al lado del camino y el paradero, una recién inaugurada plaza de juegos totalmente destruida completaba la desolación. Ciertamente que una posibilidad era buscar reconstruir “lo que había”, instalando una suerte de campamento de emergencia. Otro reconocimiento rápido es que así no había agua y que el abastecimiento existente alcanzaba con mucho a nomas de 400 familias y tenía Santa Olga entre 900 y 1000 familias. El catastro, apoyado en datos e información municipal, y de la encuesta inicial del Ministerio de Desarrollo Social como del Ministerio de Vivienda permitieron tener una primera iden- tificación y cuantificación de los damnificados. Se logra algo nada menor para estas catástrofes, que es establecer en un breve plazo, al conjunto de familias preexistentes. La jefa de la Coo- perativa entrega la lista de hogares con arranque domiciliario (unas 600) y la lista de los “colgados” (unos 300). Se dispone así del primer registro oficial de hogares-domicilios con jefe de familia, la mayoría mujeres. Desde ese día había certeza, y así fue ocurriendo con las dirigentes (95% mujeres), que jugaron un papel insustituible en asegurar que se redujera, al mínimo lo de los falsos damnificados. Era el momento de “limpiar” esa enorme cantidad de escom- bros, derribar muros inservibles y peligrosos, reconocer con detalle cuales eran las propiedades y los propietarios de cada uno de los sitios, reconstruir las calles y veredas, restaurar el mínimo indispensable para que el estanque medianamen- te salvado pueda proveer de agua elemental a damnificados y voluntarios. Días y noches febriles, en las que rápidamen- te se establecieron algunas decisiones cruciales. La más tras- cendental fue la de levantar una “Nueva Santa Olga”, y no construir un campamento con viviendas de emergencia y una solución transitoria, como tantas veces en otras tragedias que han afectado a Chile, que quedan como definitivas. No fue una decisión sencilla, pero con la Ministra de Vivienda, Pau- lina Saball, le planteamos a la Presidenta Michelle Bachelet que queríamos hacer esta Nueva Santa Olga, haciendo ciudad y viviendas, de un estándar hasta esa fecha no conocidos en procesos reconstructivos, levantando una localidad modelo del
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