La tormenta de fuego y la Nueva Santa Olga
196 Las Lecciones de la Tormenta de Fuego y la Nueva Santa Olga bernamental, y ya forma parte de una mecánica que se esta- bleció en varias catástrofes de los últimos años. Ello permitió definir un “comando central” con sus respectivas expresiones regionales, de buena factura y eficiente; anticiparse a difíciles situaciones; tener claridad sobre el monto y localización de las familias afectadas y, las actividades productivas resentidas y los problemas laborales asociados; c. Se optó por un esquema de Coordinación en la reconstruc- ción, lo que constituye una innovación en las prácticas de las Delegaciones Presidenciales y expresa una mayor confianza en la modalidad de “agencias públicas actuando de conjunto y en terreno”. Este trabajo en equipo tuvo efectos bien positi- vos, e innovativos, porque la estructura institucional tradicio- nal es sumamente compartimentada; d. Se trabajó, desde el inicio de la catástrofe, con cercanía y aso- ciación con los privados, buscando la acción asociada, traba- jando con “sentido país”. Esto no sólo facilita la acción cohe- rente y eficiente, sino que genera un clima en que la crítica de los medios y personeros políticos tiende a disminuir y se crea un ánimo de confianzas mutuas, que es indispensable cuando se enfrentan desafíos de la magnitud de esta catástrofe; e. Es necesario reforzar que el enfrentamiento de una catástrofe se hace en los respectivos territorios, lo que genera grandes economías de trabajo y desplazamientos; se empodera (con sus limitaciones) a Intendentes y Gobiernos Regionales y, con- creta en cada territorio un clima adecuado de trabajo. Incluso trabajar la idea de Ministros/Subsecretarios colaboradores, en cada región, con Intendente y Jefe Militar, es una muy in- teresante y efectiva innovación, con claro sentido territorial; f. Se gestionó la crisis con una disponibilidad presupuestaria, de recursos y de proyectos, bastante amplia; aunque favorecida por ocurrir esta catástrofe a principios de año, la reasignación presupuestaria era más posible y flexible, Ello también se ex- presó en la rapidez de la ayuda a la población y subsidios a las actividades productivas y fuentes laborales resentidas; y, g. La relación con la comunidad fue finalmente clave, en el bien entendido que la crítica fruto de la desesperanza nunca fue menor; allí hay lecciones sobre escuchar, entender y compren- der y no comprometerse con lo que no es posible; se avanzó hacia una reconstrucción sin precedentes, favorecida por la estrategia presidencial, la gestión compartida con los priva- dos y reconociendo que todos estábamos aprendiendo para la vida futura. Con todos sus bemoles y particularidades, críticas y pendientes, aprendizajes y avances, Chile enfrentó la Tormenta de Fuego con decisión y capacidades que nos dejan muy por sobre la media mundial para catástrofes similares y que han permitido un desplie- gue reconstructivo bastante ágil, de buen estándar, con inversiones compartidas con los privado y trabajado directamente con las fa- milias afectadas. No es poco.
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