La tormenta de fuego y la Nueva Santa Olga

20 Los Megaincendios Forestales y los Esfuerzos Reconstructivos Curepto y muchas otras debieron enfrentar la clave tarea de construir cortafuegos de protección, verdaderos caminos cons- truidos mientras se combatía el fuego y que llegaron a tener más de 500 kilómetros. Gran parte del orgullo de esas localida- des es haberle ganado al fuego defendiendo sus pueblos, como ocurrió en Empedrado donde se defendió el pueblo a pesar que más del 90% de su entorno rural fue totalmente consumi- do. En Curepto, con el esfuerzo de maquinaria de Codelco, se construyó unos anchos cortafuegos que rodearon la totalidad de su límite urbano por 20 kilómetros. Estos combates fueron todos en el límite, incluso cuando se había dado o estaba inmi- nente la instrucción para el desalojo de las localidades. La combinación de medios de ataque al fuego es otra de las lecciones de esos días y noches interminables de combate “cuerpo a cuerpo con el fuego”. Siempre reconociendo que las brigadas de ataque directo al fuego son lo fundamental, sumados a los medios de combate aéreo, que comenzaron a tener un rol cada vez más importante, particularmente cuan- do la angustia se apoderaba de la gente y los incendios no amainaban, como parte del debate sobre el gran avión que se da en dicho contexto. Su volumen de agua para lanzar y la espectacularidad del avión, concentraron buena parte de la atención de la ciudadanía y de los medios de comunicación. Difícil fue el modo en que se fue incorporando a un debate árduo y complejo, en medio de la desesperanza y lo casi mi- tológico del “SuperTanker”, que aviones de tamaño medio que pudieren desplazarse rápidamente a reabastecerse eran de mucho mayor conveniencia y que el SuperTanker no era “pócima mágica” para resolver el tema del fuego, sino un instrumento de apoyo al indispensable ataque del fuego “en el lugar”, donde el operativo terrestre sigue siendo crucial. Al final, todos fueron un aporte significativo en la titánica tarea de enfrentar la Tormenta de Fuego. Un rol absolutamente fundamental comienza a ser jugado por las grandes empresas forestales. CMPC y Arauco desempeñan esos días roles estratégicos, ya sea por sus brigadas terrestres propias como por el nivel de conocimiento que tienen de la morfología de las zonas afectadas, los caminos y senderos inte- riores en las plantaciones y con su experticia sobre situaciones anteriores, aun sabiendo que estábamos frente a un hecho sin precedentes. Estas empresas, ciertamente veían que se enfren- taban a pérdidas de enorme magnitud, como las que efectiva- mente fueron constatando día a día, y que llegaron a afectar unas 250.000 hectáreas de plantaciones forestales de alto valor, una pérdida que superaba cualitativamente unas 10 veces cual- quier episodio comparable de años anteriores. Se da también aquí el apoyo a la pequeña y mediana actividad forestal, in- cluido muchos aserraderos que tuvieron pérdida total. Con la intermediación y capacidad organizativa de la CORMA se lle- vó a cabo una forma colaborativa sobre la que no había prece- dente. También comenzaba a desarrollarse una coordinación y trabajo conjunto entre entes privados y las agencias públicas y muy particularmente la CONAF y el Ministerio de Agricul- tura. Día a día se tenía un diagnóstico compartido sobre las plantaciones afectadas y los niveles de pérdidas. También se iban confeccionando los listados de familias damnificadas y se les caracterizaba respecto de las instancias públicas de apoyo. Buena parte de aquella respuesta tan eficiente corresponde al INDAP, con una gran capacidad para llegar ráodamente a los pequeños productores afectados, con un levantamiento de re- querimientos que se inició literalmente al “calor del fuego”.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=