La tormenta de fuego y la Nueva Santa Olga

175 “Había que trabajar con premura por las duras circunstan- cias, pero siempre se supuso la rigurosidad en los chequeos de la reformación de las familias” (95). Se destaca la tras- parencia con que se trabajó, especialmente desde la Inten- dencia del Maule, y aunque en ocasiones con demoras, se estructuró una comisión de trabajo con las dirigentas, lo que es muy valorado. También se destaca el que desde la Inten- dencia se hayan adoptado medidas correctivas y la exigencia de devolución de recursos a quienes recibieron injustamente un beneficio y, sobre todo, el que se haya puesto ello en co- nocimiento de la Fiscalía y de las Policías. En relación a ex- periencias previas con población desplazada, la situación es valorada como buena y sobre todo se destaca que no se haya “amplificado” la cantidad de familias damnificadas, particu- larmente en Santa Olga. “Nos ayudó mucho que la señora Patricia del APR, nos entregara su listado de cobro con los arranques domiciliarios de las viviendas. Eso dio una base rigurosa en el análisis de la o las familias en una vivienda” (39). Un clima de normalidad ha prevalecido a lo largo de los ya extensos meses con la población desplazada. 25. Finalmente, los Informantes emiten opiniones sobre mu- chas cosas se podrían haber hecho mejor. Muchas opiniones señalan que con la experiencia vivida ya hay un aprendiza- je importante. “Sabremos enfrentar catástrofes similares” (11). “Tenemos claridad sobre las maneras de reaccionar, las respuestas inmediatas y la acción conjunta público-pri- vado” (15). “Disponemos de modo cortafuego construido y también podemos articular a futuro ese mismo trabajo conjunto de Vialidad con las empresas” (60). “Todos tene- mos un postgrado en megaincendios, que algo habrá de servir en el futuro” (97). Opiniones que hacen referencia a la necesidad de reforzar la prevención frente a incendios, la coordinación entre la CONAF y las empresas forestales que cuentan con medios significativos. “Las campañas de la CONAF deben ir al hueso y trabajar en detalle con las po- blaciones en riesgo y con los establecimientos educacionales y de salud” (123). Es necesario preparar mejor y con más recursos a los Municipios y es urgente contar con normas reguladoras sobre ordenamiento territorial y fortalecer el apoyo del Minvu y del MOP en estas materias. “Cada Mu- nicipio o varios contiguos deben tener mejores planos regu- ladores o intercomunales en el que definan normas estrictas y zonas específicas de riesgos por incendios forestales” (124). Se podría trabajar mejor la acción de los cortafuegos, como acción preventiva, y mejorar la agilidad con que se trabajó con las familias su solución de vivienda definitiva. Aunque a la mayoría de los Informantes les parece adecuada o buena la manera en que se trabajó en la reconstrucción, se echa de menos una preocupación mayor sobre el futuro del desarro- llo forestal de las zonas afectadas y la necesidad de definir programas especiales de empleo y apoyo productivo para los periodos en que el desabastecimiento forestal amenace la cadena productiva de la madera. “Es inminente un tiem- po crítico y largo de disminución de la actividad maderera y no hay un plan productivo y de empleo especial al efecto” (35). Se manifiestan críticas también sobre la información prestada con mayor oportunidad y eficacia, lo que habría disminuido los trámites y desplazamientos de las familias. Una crítica generalizada la consiguen los procedimientos burocráticos e institucionales, los que no se conjugan con una catástrofe de esta magnitud. Algunos expresan que: “la burocracia ya es lenta y en catástrofes parece igual o más lenta” (51).

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