La tormenta de fuego y la Nueva Santa Olga

168 La Visión de los Actores: una aproximación cualitativa de 146 informantes claves los Carabineros” (119). Se trata de una población que vive en precarias condiciones esenciales y los megaincendios constituyeron una verdadera “prueba de fuego” (valga la paradoja) de primera magnitud. En particular, el suminis- tro eléctrico, que fue nominado al inicio como sospechoso principal de los primeros incendios, porque las franjas in- feriores por donde circula el tendido no estaban limpias y aseguradas. “La reparación del suministro eléctrico y la velocidad para instalación de nuevos equipos para el agua potable en muy breve lapso” (68). El agua es un recurso vital y la vasta zona del secano costero padece una sequía estructural compleja y se reducen cada vez más las fuentes superficiales de agua y los pozos requieren cada vez pro- fundidades mayores “los APR de cada región ya estaban en condición de emergencia decretada la escasez hídrica y teníamos un sistema de distribución por aljibe que hubo que reorganizar en un tiempo muy breve” (116). Santa Olga es un buen ejemplo, allí no había capacidad de agua y es una de las razones por las que el incendio arrasó todo en cuestión de horas. No ha quedado otra alternativa que buscar agua desde el rio Maule, a un costo muy comple- jo para el APR local. “La operación previa al incendio sólo alcanzaba a un tercio de las familias y la fuente de abastecimiento superficial de agua era muy insuficiente. Comenzamos a trabajar en el abastecimiento del Maule cuando se hizo efectiva la aportación probable de Arauco” (116). Estas empresas de servicios, unidas a los deficientes servicios de trasporte rural, requieren poner un definitivo énfasis para la provisión adecuada para estas poblaciones rurales. “Ajustamos los sistemas de transporte real, los que operaron largo tiempo gratuitos para las familias, regula- mos horarios y presencia y redestinamos recursos del FAR Municipios. Por otra parte, la gestión educacional consti- tuye uno de los eslabones principales de la normalización familiar de una población tan duramente afectada por la catástrofe. Como señala la Directora del PNUD para Chi- le: “Con un trabajo interregional eficaz se impulsó la rea- nudación del sistema educativo (distribuyendo materiales escolares a familias afectadas, prestando apoyo psicosocial, desarrollando talleres con docentes y favoreciendo la co- municación interna de la comunidad educativa a través de radios escolares), se monitoreó la situación de niños, niñas y adolescentes, y se fortaleció la capacidad de municipios afectados para la respuesta humanitaria” (112). Una situación similar se dio en la normalización de los centros de asistencia de salud, los que siguieron operan- do con los refuerzos del nivel central que se requirieron, agregándose a la normalización general de los territorios afectados. Varios informantes valoran muchísimo esta contribución a la operación de los servicios como “rápida, eficiente y focalizada en cada territorio” (24, 98, 119). En la zona afectada del Maule se repusieron “Siete estaciones médicas rurales y las partes de Santa Olga y Carrizalillo y operó adecuadamente la asistencia primaria en los lugares y la derivación en casos más calificados” (1). 16. Otro tema recurrente para los informantes claves fue el su- ministro de los servicios básicos para la población afectada, como la Luz, el Agua, el Transporte Rural y las Telecomu- nicaciones. “Si teníamos agua, aunque sea con aljibes, luz eléctrica y abastecimiento, ya estábamos normales y bien, porque además habíamos salvado la vida” (141). “La posta nunca dejó de funcionar aquí en Santa Olga, igual que

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