Cambio climático y desastres naturales : una perspectiva macroregional

66 El cambio climático y Chile sos y exigentes. Hay que “pasar del titular inicial” con decisión, coraje y perseverancia. Esto ha sido planteado con claridad por Marcelo Mena 50 , reconociendo los aproximadamente 4.000 mi- llones de US$ de daño causado por desastres de raíz climático en los últimos años y la fuerza del compromiso nacional para reducir las emisiones nacionales de los GEI a la mitad en 2030 y a o en 2050 y que Chile haya sido país pionero en la actualización de sus compromisos entre los países en desarrollo. De paso, reitera que la reactivación productiva chilena debe estar alineada estrictamente con la descarbonización. Especial importancia tienen aquellas iniciativas que buscan deter- minar la huella de carbono. No se trata de esfuerzos sencillos, por cierto, ni mucho menos hacer de ello una cuestión propagandísti- ca. Este desafío es clave porque en muchas actividades productivas directas, en materias de trasporte, en la trazabilidad de la produc- ción básica y manufacturera y en el tipo de consumo energético están los diferentes “campos de acción” ambiental climático. Las 50 Mena, Marcelo, Centro de Acción Climática de la PUCV, la Meta Ce3ro Emisión de Chile, La Tercera, 17.04.2020. Como se ha reseñado en acápites anteriores Chile desempeñó un papel relevante en la génesis, realización, logros y aportes definidos para la COP 25, en su rol de país anfitrión. Es muy deseable que, con dicha experiencia, las aportaciones chilenas en la fase prepara- toria de la COP 26 sean aún más significativas. Particularmente en la participación y agrupamiento de Comités científicos generales y específicos que se organizaron con ocasión de la COP 25. Existe allí una masa crítica relevante, sólidamente formada y que ha logrado una cooperación en red muy destaca- ble. Ello ha ido fluyendo hacia la opinión pública y los medios de comunicación y ha ido generando mayores niveles de conciencia ambiental climática. Parece imperioso que el país avance decididamente en materias como las señaladas en el acápite anterior, puesto que en varias de ellas los avances son insuficientes o recién comienzan los de- safíos. Debemos pasar a una escala de acción más precisa, buscar los financiamientos, compartir responsabilidades entre públicos y privados y llevar a cabo sistemas de monitoreo que sean riguro- Las acciones chilenas en la perspectiva de la COP 26.

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