Cambio climático y desastres naturales : una perspectiva macroregional

28 Desastres y cambio climático agua oceánica, y tratando sus desechos de manera más sustentable y segura. Nuevamente en estos casos, las innovaciones hacia proce- sos productivos más sustentables están limitados a las grandes em- presas y se observa el desafío pendiente hacia los emprendimientos mineros de menor cuantía. No es éste un camino productivo de cambio evidente, puesto que aún no se consolidan las tendencias en todos los ámbitos pro- ductivos, y en ocasiones son las empresas de envergadura las que avanzan con mayor énfasis, por cuestiones de exigencias hacia las exportaciones en mercados rigurosos como la Unión Europea, como por su creciente conciencia ambiental y de responsabilidad empresarial. También comienza a penetrar la idea de que lo sus- tentable es también más rentable, sobretodo en el largo plazo, don- de productos certificados aseguran mejores precios, y los ahorros energéticos y el uso racional del agua, rebajan costos. Es ese cami- no de una “lógica productiva empresarial moderna y sustentable” el que debe irse imponiendo. Es la cuestión “de la calidad” de los productos lo que se va imponiendo. Ese camino conduce a una especialización productiva en bienes y servicios sustentablemente certificados, como garantía de una competencia internacional exi- tosa. Ello debe ser acompañado de exigencias equivalentes de los mercados consumidores internos, como también nuestra crecien- temente la situación chilena. Lo anterior requerirá un fortalecimiento de las directrices de po- lítica públicas y las consiguientes capacidades fiscalizadoras, una difusión más fuerte de los procesos tecnológicos innovativos y sus- tentables hacia los sectores de la mediana y pequeña producción, organizaciones productivas asociadas por ramas donde cada sector productivo asuma colectivamente estos desafíos, y un decidido y creciente compromiso del sector laboral en cada rubro productivo. cipal del país en todos los sectores. Sin embargo, existen avances importantes, ya sea gatillados por una mayor responsabilidad em- presarial, por una legislación ambiental y certificaciones más exi- gentes, por las demandas y dinámicas del comercio internacional o por la creciente (aunque insuficiente) presencia de un mercado de consumidores ambientalmente más conscientes y responsables. Probablemente su entorno las actividades de exportación que se producen las mayores innovaciones pro-sustentabilidad, forma cuestión de competencia internacional y porque la calidad de los productos se asocia crecientemente a la huella de carbono, a for- mas de producción limpia y a altos estándares laborales y sociales. Esta tendencia hacia una mayor sustentabilidad productiva co- mienza a tener más fuerza en los últimos años. A veces ha ocurrido con las grandes empresas influida por los propios desastres, como aconteció con las grandes empresas forestales posterior a los me- gaincendios de 2017, en donde no solo se han innovado e invertido en la prevención y control de incendios, sino que avanzan en el ahorro energético, el uso racional del agua en los procesos pro- ductivos y en cambios fundamentales en la logística, zonificación y metodologías productivas para los planteles forestales de mayor tamaño. El desafío más relevante es que las inversiones propias de procesos productivos sustentables que se encuentran en las gran- des empresas pueden “difundirse” hacia el conjunto de las cadenas productivas de esas empresas y, por otra parte, se afiance una coo- peración para con las empresas medianas y pequeñas del sector. En esos casos, el rol de apoyo técnico y financiero de las agencias públicas especializadas es vital. Quizás en un tono menor, las ac- tividades de producción mineras, especialmente con posterioridad a los gravísimos aluviones de Atacama del 2015, han avanzado y mejorado sus sistemas de transporte y abastecimiento, el ahorro energético y del agua, abriéndose decididamente hacia el uso del

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