Cambio climático y desastres naturales : una perspectiva macroregional
246 Consideraciones finales Las acciones de inversión infraestructural requeridas para miti- gar los efectos de desastres naturales son de gran cuantía. Espe- cialmente las relacionadas con nuevas fuentes de agua potable, infraestructuras de remediación para desastres precordilleranos y costeros, mejoramientos progresivos de toda una infraestructura vial y social ya muy recargada. También son de importancia las inversiones requeridas en los espacios rurales de producción agro- pecuaria, lo que lleva inevitablemente a nuevos “acuerdos sobre el uso del agua” regulables para asegurar la utilidad pública. Se deberán agregar a los requerimientos de proyectos, embalses (de diverso tamaño y localización), mejoramientos substantivos en ca- nalización y mejoras de eficiencia sobre el riego y programas de reutilización de agua; ahorro en los consumos reversivos en trata- mientos de aguas servidas y grises. Las amenazas de desplazamientos y aluviones precordilleranos requieren más inversiones en infraestructura disipadora en las proximidades de las ciudades amenazadas por fuertes torrentes en sus quebradas. -Otro tanto ocurre con las inversiones para infraes- tructura de los bordes costeros, especialmente en los puertos de relevancia. La macroregión central concentra buena parte de la actividad productiva manufacturera, los principales centros de investigación universitarios e independientes, las asociaciones empresariales más dinámicas del país y también las organizaciones sociales solidarias y más arraigadas de la sociedad civil. Ello hace que esta macrore- gión tenga una capacidad de respuesta frente a desastres naturales muy significativa. Espacio propicio para acuerdos institucionales públicos, privados y sociales de la mayor relevancia nacional. Un territorio con complejidades, pero bien dotado para enfrentar cri- sis climáticas y ambientales. confiable y de calidad. Ello altera la operación del conjunto de las ciudades y define una amenaza de salud pública muy continua y grave. En las zonas más rurales, ello ha llevado a una disminución y hasta colapso de actividades productivas de la agricultura y al consiguiente, aumento de la migración rural. Sus sistemas de trasporte y comunicaciones están habitualmente muy exigidos por los flujos propios de las actividades productivas más importantes y empleadoras de Chile, en sus carreteras y los sistemas de acceso a puertos de exportación principales. - Estas so- brecargas llevan a riesgos continuos de operación en los servicios, generando altos niveles de congestión y contaminación del aire. En las zonas precordilleranas se observan graves riesgos aluviona- les, especialmente por lluvias cálidas y fuera de temporada (como en el Norte) con riesgos especialmente grave sobre el Gran San- tiago. - En las zonas de costa, y especialmente en los sectores del secano costero, el riesgo comprobado de incendios forestales de gran magnitud es fuerte. - Paralelamente, los incendios urbanos han tenido y tienen ocurrencia periódica grave, como lo aconteci- do en el Gran Valparaíso. - Los desastres naturales de inundaciones, aun cuando no movili- cen volúmenes de tanta significación, tienen efectos notables en el Gran Santiago y otras ciudades particularmente frágiles por plan- teamiento urbano riguroso. En las localidades costeras, las marejadas y otros fenómenos de riesgo oceánico son cada vez más habituales, registrándose situa- ciones invasivas sobre las costas pobladas y las localidades más pe- queñas que ven afectadas la totalidad de su actividad productiva. Es notable la disminución importante de las zonas de playas en toda la región central.
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