Cambio climático y desastres naturales : una perspectiva macroregional
244 Consideraciones finales potencialidad energética solar y hasta eólica, enfrenta en el agua oceánica uno de sus desafíos principales. Predominantemente minera y con asentamientos enclaves poco vinculados entre sí, con una estructuras de puertos de magnitud diversa y variada, una desertificación creciente y amenazante ha- cia el sur, con aun graves accesos a fuentes tradicionales de agua, y con estas “quebradas peligrosas” de tanto en tanto. Sus desastrosas amenazas climáticas están a la vista, porque por dichas quebradas “amenazantes” pueden circular torrentes graví- simos y sorpresivos, incentivados y gestados por las cada vez más cálidas lluvias, inusuales e intensas. La historia catastrófica vivida identifica esta amenaza real y precisa con nitidez. La viven Anto- fagasta, Taltal, Tocopilla, Chañaral, Copiapó, Vallenar y los valles de Coquimbo. Con las particularidades de los inviernos altiplá- nicos también Arica, Iquique y Calama. Son los deslizamientos catastróficos con torrentes trágicos de cordillera a mar, que hacen que prácticamente tofos sus asentamientos humanos tengan “una espada de Damocles” nítida y precisa. En menor, aunque en creciente medida está el riesgo de los bordes costeros. -Un Océano cada vez más poderoso y ácido, con Mareja- das cada vez más constantes y peligrosas, complementan el “esce- nario catastrófico” del Norte. -Infraestructuras portuarias en peligro habitual, ciudades con bordes costeros severamente amenazados. Localidades menores y caletas de pescadores en riesgo existencial constante, expresan amenazas nortinas de primer orden. Se requieren programas de inversión para el enfrentamiento de estos severos riesgos, lo que implica enormes esfuerzos de infraes- tructura para disipar la energía de los torrentes precordilleranos o de una fuerza oceánica difícil de contener. Son fundamentales e) Particularmente rescatable es el establecimiento de un mando único centralizado, lo que sin duda favoreció el tratamiento de la situación de emergencia, sobre todo cuando se definie- ron los Estados de Catástrofe Constitucionales. Incluidas las jefaturas militares en los territorios afectados, con riguroso control del orden público, movilización de efectivos, opera- ción y gestión de los servicios estratégicos. f) Constituye parte relevante de la experiencia el rol asumido por el sector privado empresarial, que, en prácticamente to- dos los casos, gestaron una ayuda clave hacia los sectores pro- ductivos con asentamiento directo en los territorios afectados potenciando un tipo de colaboración público-privada inédita en el país y de muy alentador futuro. Esta asociatividad se prolongó a los procesos de rehabilitación y reconstrucción productivos de la infraestructura vial y social comprometida. g) Las poblaciones afectadas mostraron habitualmente, grados importantes de cohesión y organización, y fortalecieron las entidades preexistentes, trabajando en la mayoría de los casos de modo bastante eficiente con los Municipios. Especialmen- te, destacado es el papel desempeñado por las agrupaciones de familias damnificadas en cada caso. La Macrozona Norte: entre Aluviones y Marejadas. El Norte de Chile tiene características particulares: un poblamien- to costero distanciado entre ciudades y una sección precordillerano solo puntualmente desarrollada, ecosistemas desérticos y cálidos con excepciones verdes en algunos de su valles, de clima cálido permanente e inmerso en una geografía compleja y amenazante. Con sus variantes, de Norte a Sur, sus particulares y valiosos valles y quebradas, es también, un territorio muy oceánico. De enorme
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