Cambio climático y desastres naturales : una perspectiva macroregional

17 destacable rol desempeñado por las agencias públicas especia- lizadas como CONAF y ONEMI. De allí que el texto propone acciones, políticas y programas de refuerzos estructural de di- chas entidades. Se efectuó en 2019 un trabajo de orden más general sobre la relación en Chile entre desastres naturales y cambio climático. El objetivo era trabajar en propuestas de políticas e innovacio- nes esenciales para avanzar en la superación de muchas de las definiciones reconocidas. Para ello, se trabajó con una cantidad significativa de antecedentes sobre “estado de arte” en el país, y también con informantes claves al efecto. Dicho análisis reco- noce la probable ocurrencia de estos desastres en Chile, dada su naturaleza, geografía, alteraciones climáticas y fragilidad de sus ecosistemas naturales. Del mismo modo, se identificaron las deficiencias, insuficiencias y precariedades que el país tie- ne para afrontar esta perspectiva venidera de alta peligrosidad. Entre las dimensiones a reforzar, urgentemente se concluyó la necesidad de especializar a la brevedad una institución forestal pública, profesionalizada y bien dotada de recursos humanos, equipos y materiales. Se enfatiza en su carácter público que su- pera la actual estructura público-privada de la CONAF, una descentralización sostenida de la institución en diferentes entes territoriales y una capacitación sistemática y permanente de la función de privados. También se conoce la necesidad imperiosa de construir un Sistema Nacional de Protección Civil que sea una versión cualitativamente mejorada de la actual ONEMI y que genere externalidades conjuntas positivas de la acción concentrada entre agencias públicas, privadas y las organiza- ciones de la sociedad civil. Este sistema buscaría afianzar un rol profesional eficiente de las FFAA y las policías, generaría mecanismos de ajustamiento y alarmas en la institucionalidad de Santa Olga. Este texto estableció, después de un exhaustivo análisis de la información disponible y de más de un centenar de entrevistas a informantes claves, que la “respuesta chilena” a esta catástrofe fue más que aceptable, comparándolas con las respuestas de países de mayor desarrollo en eventos similares. Del mismo modo, en materia reconstructiva, es aún más desta- cable la acción nacional, tanto por la recuperación de servicios esenciales, viviendas y caminos en una muy amplia extensión rural, como por el enfoque, diseño y materialización de la re- construcción del poblado de Santa Olga, un ejemplo a esca- la mundial. A tres años de esta catástrofe, esta reconstrucción tiene aproximadamente un 75% de avance en materia de vi- viendas y urbanización, y ha culminado la materialización de toda la infraestructura de servicios esenciales. En este análisis se ha destacado especialmente las diferentes formas de coordina- ción innovativas entre las diversas agencias públicas, los víncu- los estrechos y colaborativos con el sector privado y el trabajo sistemático con las comunidades locales. Prácticamente esos mismos territorios sufrieron el desastroso efecto del terremoto y tsunami del 27 F de 2010. En dicho caso el esfuerzo recons- tructivo ha cubierto prácticamente una década y con esfuerzo casi totalmente de inversión y responsabilidad pública. Es en ese contexto comparativo que los especialistas y las poblaciones afectadas reconocen ampliamente la reconstrucción después de los megaincendios del 2017. Ese trabajo señaló simultáneamente importantes deficiencias estructurales en la agencia forestal pública, el precario sistema de emergencias y de protección civil, las insuficiencias materia- les, institucionales y de equipos especializados para el enfren- tamiento de incendios de envergadura y un precario trabajo de prevención de este tipo de desastres. Ello, no obstante, el

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