Cambio climático y desastres naturales : una perspectiva macroregional
100 Desastres y cambio climático sus niveles de actividades conexas y servicios, se alteran severa- mente los asentamientos poblados, se arrasa la tierra y es muy difícil la replantación y volver a las situaciones previas. Mucha es la actividad productiva y los empleos que se pierden irremedia- blemente y se inducen fuertes migraciones desde las poblaciones prexistentes. Se ha avanzado en políticas públicas y privadas al efecto, con un compromiso estratégico de las grandes empresas forestales, las que han ajustado significativamente sus procesos productivos, las localizaciones de sus planteles y las tecnologías de los procesos. También hay una inversión significativa (más o menos el triple) en prevención y combate de incendios y una acción asociativa entre empresas, con la CONAF y otras entidades públicas. Aun así las limpiezas previas y la adecuación de las zonas de mayor riesgo, la construcción y la mantención de cortafuegos de defensa de los centros poblados y las actividades estratégicas, de optimización de las redes de caminos rurales bien mantenidos y al pleno servicio de los APRs, son muy fundamentales en todos los territorios y comunas del Centro y Sur de Chile. c) Los Incendios Urbanos de gran tamaño. Como en el caso anterior, también la combinación fatídica de cir- cunstancias climáticas, se traducen en la propensión a desastres de Incendios Urbanos, como el acaecido en Valparaíso hace algún tiempo, y que se ha reiterado el año pasado en el mismo puerto. Estos fenómenos constituyen una amenaza constante en ciudades más bien costeras y de topografía y urbanización accidentada. Con normas urbanísticas muy precarias y con muchos asenta- mientos informales, el fuego se expande con facilidad explosiva y los efectos son muy graves para vastas población en condición precaria e informal. b) Megaincendio en zonas rurales forestales productivas. En muchas zonas del territorio nacional y especialmente en la macrozona Sur, tenemos extensiones muy importantes de terre- nos con plantaciones forestales de alto valor que coexisten con actividad agrícola y de pequeña explotación forestal, que son amenazados de Incendios de notable voracidad. La nueva “ex- presión climática” que implica que en tiempos bastante extensos tengamos combinaciones de más de 40 grados C de temperatura, humedades muy inferiores al 30% y regímenes variables e inten- sos de vientos superiores a 40 km la hora, llevan consigo peligros inminentes de fuegos de alta intensidad. Por ello, las temporadas de incendios forestales en Chile son cada vez más extensas y peli- grosas y en territorios cada vez más australes. El Megaincendio de enero y febrero de 2017 en la zona del seca- no costero de las regiones de O’Higgins, el Maule y Biobío, afectó más de 500000 hectáreas que fueron arrasadas en algo menos de un mes continuo. La Tormenta de Fuego denominaron los espe- cialistas a esta “catástrofe mundial”, la que con ribetes menores, pero siempre graves, se ha replicado en temporadas posteriores en territorios similares y adicionalmente en la zona más Sur de Araucanía y hasta en el austral Aysén. Son fenómenos cada vez más recurrentes y complejos. Se trata de amenazar complejas y de ocurrencia casi inevitables. Ello requiere mecanismos e ins- trumentos de diagnóstico cada vez más precisos y oportunos, lo que es particularmente difícil en territorios tan extensos. La expe- riencia internacional nos muestra todos los años una acentuación de estos desastres, cada vez más intensos y extensos en el tiempo, provocando daños humanos y materiales irreparables. Se trata de situaciones límites en las que se ve afectado todo el “entorno territorial”, se comprometen extensas zonas y todos
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