Prácticas pedagógicas en la diversidad: III Coloquio de Danza y Educación

contemporánea aportados por las discipli- nas como el yoga, que significa unión consigo mismo y con el universo, generador del poder de auto observarse, de escuchar, de sentir, de percibir cada parte del cuerpo y cada emoción ya que centra la atención en el cuerpo, no en la mente, adquiriendo así consciencia corpo- ral. “Es preciso aprender cada día un poco más que somos ese cuerpo en el cual podemos apo- yarnos” (Gerda Alexander) . Lo contemporáneo se podría definirprincipalmente por generar rupturas con la historia y con el cuerpo de há- bitos: “Así nos referimos a lo contemporáneo en relación a un saber o conocimiento y a una disposición sensible, quenos hace percibir lo imperceptible de nuestro tiempo” (Araus Vil - ches, Sonia, 2013, p.8). La danza academizada, al igual que otras artes, ha estado ligada al mundo masculino: al hom- bre como creador, autor y expositor. La danza contemporánea, centrándola en la actualidad -tomando ya los avances discursivos y valientes de las expositoras de la danza postmoderna- se levanta como vanguardia reconceptualizan- do el cuerpo que emerge como problemática a abordar: sus signos y significantes, sus miles de formas al momento de movilizarse, danzar y más potente, al rol de género en la danza. “Que responde a una intensión precisa; ha- cer actualidad en nuestro presente inmediato a partir del cuerpo como paradigma de la in - versión de todo medio” (Araus Vilches, Sonia, 2013, p.10) . En ese contexto el cuerpo femi- nizado o masculinizado pasa a segundo plano, comenzando a germinar cuerpos sin roles estereotipados (pu - diendo haberlos también) al poner el foco de importancia en el movimiento, en el cuerpo como flujo de energía y campo de lenguaje estético interpretativo: “Una consciencia que solo tienen quienes danzan, quienes están adentro de la disciplina y conocen sus prácti - cas. Refiere a un tipo de sensación del cuerpo específica, indefinida sobretodo, que solo pue - de percibirse bailando” (Francisca Crisóstomo, 2012) . La pedagogía en danza se entenderá entonces como el proceso metodológico de enseñar lo que la danza contemporánea pro- pone sobre noción de cuerpo, reivindicándolo como generador de conocimientos: “Todas las formas del saber en la danza son formas de un conocimiento que se experimenta corporal- mente(...) Tener la intención de danza es tener - la intención de hacer algo más que moverse” (Sánchez, 2002) . Este proceso cognoscitivo es muchas veces difícil de entender y aceptar en el espacio de educación tradicional puesto que es un saber que no es lingüístico y no está ligado a algún objeto concreto, pero, precisamente, desde pequeños aprendemos de nuestras expe- riencias táctiles y quinestéticas. El movimiento es la madre de toda cognición: “da forma al Yo antes de que el Yo de forma moviéndose al movimiento. Su objetivo es mostrar como el cuerpo táctil-quinestético es un umbral epistemológico” (Fraleigh, 1999, p.253) . El soporte de la danza contemporá- nea es el cuerpo y el movimiento, asimismo la participación de un colectivo pensante y crea - tivo. Estas lógicas que mantienen a la danza viva son justamente las que carece el sistema educativo hegemónico. La capacidad de re-co - nectarse con un Otro y consigo mismo permite dinámicas que generan una revalorización de la identidad en todos sus sentidos ya que no solose observa y percibe el cuerpo del com- pañero, sino que también se hace consciencia del propio, con sus cualidades, sus anatomías y su energía. “Esta pedagogía del saber corporal reivindica al cuerpo como sujeto de saber y no como objeto de conocimiento” (Oñate, Nicole, 2014, p.34) . 40

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