Prácticas pedagógicas en la diversidad: III Coloquio de Danza y Educación

eso los mantenía más tiempo en movimiento y participando en la actividad. Reflexiono que el ciclo de Acción-Recuperación no estaba pa- sando solamente en el sentido de mantener sus cuerpos activos y disponibles para el mo- vimiento, sino también tenía un papel muy im- portante en el mantenimiento de la atención y del compromiso interno de los niños que, al recuperarse constantemente, no presentaban dispersión (lo que es muy común a esta edad en actividades muy repetitivas). Durante las prácticas en las dos escuelas de educación infantil, fue posible identificar que la Expresión es parte del día a día de los niños. Pero a veces, por estar concentrados en la Fun- ción (preocupación con las habilidades funcio- nales del cuerpo), acababan reprimiendo su expresividad. De la misma forma, al añadir la Expresión, algunas veces se perdían en la ta- rea que estaba siendo realizada. El gran desa- fío fue ayudarles a encontrar un equilibrio. Me doy cuenta que se encuentra justo en la transi- ción entre la Función y la Expresión, una dando soporte a la otra. Es interesante que se entre- gue un tiempo significativo para la práctica de movimientos, para que los niños estén seguros y que tengan tiempo para el entrenamiento de las habilidades funcionales necesarias y así puedan desprenderse y agregar Expresión. En cuanto al tema de Movilidad-Estabilidad, la consciencia de movimiento y de cuerpo, generada a través de las actividades, permitió que vieran sus cuerpos como herramientas con dos habilidades complementarias: una para moverse y la otra para estabilizarse. Las actividades realizadas ayudaron a los niños a ser capaces de separar sus cuerpos en partes para utilizarlas como un todo, manteniendo relaciones donde una parte es el soporte de la otra, y viceversa. Noté a mis alumnos compro- metidos en la experimentación, y me atrevo a decir que la exploración de este tema fue lo que más les hizo tomar consciencia de sus des- cubrimientos individuales, pues en otros mo- mentos, después de estas clases, se mostraron más conscientes de sus limitaciones y de sus posibilidades; así como más estimulados a de- sarrollar por sus propios medios las habilida- des de equilibrio, movimiento y otros desafíos corporales a través del juego (que para ellos es pura diversión) que oscila entre donde sentirse móvil y donde sentirse estable. Consideraciones finales La danza tiene papeles educativos fuertísimos. Como educadores tenemos que saber aprove- charla como herramienta para formar ciuda- danos creativos, sensibles y conscientes sobre sí mismos y sobre los otros. Creo que este es el punto clave de la danza-educación: ser un área de conocimiento que da herramientas a los alumnos para mejorar aspectos sociales, cognitivos, emocionales, físicos y personales. El Sistema L/B es una herramienta interesante y de mucho potencial para desmitificar algunas cuestiones del entorno escolar y para transfor- mar las calificaciones de “bueno” y “malo” en “modos de ser”. Cuando el niño experimenta en el cuerpo una manera diferente de mover- se, la transformación ocurre. Él pasa a enten- der que hay otros esquemas, a tener la opción de ser diferente y también comprende el otro, que no es igual a sí mismo. No quiere decir que necesite o que desee cambiar, pero conoce la posibilidad de hacerlo. Esto es transformador; me atrevo a decir que no solo para el propio individuo, sino para toda la sociedad de la cual él hace y hará parte. Los Grandes Temas del sistema están presen- tes no solo intencionalmente en las clases de danza sino también, y naturalmente, en la vida. Los intercambios existentes entre el Interno y el Externo, el juego constante entre la Estabili- 15

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