Prácticas pedagógicas en la diversidad: III Coloquio de Danza y Educación
pensamiento, resuelven problemas prácticos, establecen relaciones de orientación espacio temporal y potencian su expresión” (MINEDUC, 2018, p.59). El programa de expresión corporal y danza expuesto, se sustenta en la metodología de la danza, como puente entre la enseñanza y el aprendizaje de la corporalidad, trascendiendo la enseñanza de una técnica o de un producto escénico, no olvidándolo, sino más bien po- niéndolo al servicio de un desarrollo integral de la infancia, donde la danza aparece como un espacio de expresión, identidad y convi- vencia. No debemos olvidar que el sujeto es cuerpo, y actualmente nuestro currículum escolar está otorgando un espacio para el trabajo de la cor- poralidad en la educación a partir de la infan- cia. Si bien la dialéctica entre razón y cuerpo ha estado cuestionada epistemológicamente por diversas corrientes teóricas, y donde la construcción curricular aún mantiene una mayor jerarquización de áreas como matemá- ticas y lenguaje, este tipo de experiencias nos muestran un camino de discusión respecto a qué entenderemos por corporalidad, cómo se abordará el trabajo corporal en la educación y quiénes debiesen estar presentes en dicho espacio educativo. Por lo mismo, el trabajo in- terdisciplinario entre educadores de párvulo y profesores de danza fomenta una mejora en los aprendizajes, a través de una apropiación curricular, por una parte, y otorgando una ex- periencia significativa lo que respecta al mo- vimiento y la corporalidad, por otra. Quizás las actuales Bases Curriculares de la Educación Parvularia (MINEDUC, 2018) sean una invitación a volver a mirar el currículum nacional, donde la danza tiene una baja visibi- lidad, estando solo presente dentro de algu- nos aprendizajes o unidades de educación fí- sica. Kalish (2001, citado en Díaz & Martínez, 2017) “considera directamente proporcional la exclusión curricular de la danza con la per- cepción cultural del cuerpo y su interacción con el mundo exterior de una determinada so- ciedad” (p.260) . Aparentemente, esta relegación es debida a que la danza en el contexto escolar sigue siendo asociada a la enseñanza de estilos de baile, especialmente para la celebración de ciertas fiestas tradicionales o montajes coreo- gráficos para el cierre del calendario escolar. Sin embargo, aún sigue estando fuera de la discusión académica el rol que cumpliría en el desarrollo de la consciencia corporal, espa- cial, la sensibilización y exploración, y el desa- rrollo creativo a través de una implementación intencionada, donde precisamente los profe- sores de danza tienen cabida para abordar el nuevo núcleo de aprendizaje en la educación parvularia. Por tanto, experiencias como las implemen- tadas en el Colegio Parroquial San Miguel nos permiten avanzar hacia una inclusión y valo- ración de dos aspectos: por un lado, relevar el cuerpo y la corporalidad dentro de la edu- cación y, por otro, que profesores de danza pueden implementar este tipo de experien- cias en la educación general. Sumado a ello, es posible que a partir de este nuevo núcleo de aprendizaje se pueda cimentar la incorpo- ración de la danza en el currículum escolar de la enseñanza básica, como un camino progre- sivo de la educación corporal, evidenciando así efectivamente la tan mencionada educa- ción integral. 99
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