Virus y sociedad : hacer de la tragedia social, una oportunidad de cambios

92 VIRUS Y SOCIEDAD: HACER DE LA TRAGEDIA SOCIAL, UNA OPORTUNIDAD DE CAMBIOS Al igual que otras epidemias y situaciones de crisis sociales y políticas –como las Guerras Mundiales, por ejemplo–, esta pandemia refleja acentuadamente las formas en que nos organi- zamos como sociedad y las estructuras a través de las cuales nos relacionamos. Estas situacio- nes de crisis dejan de manifiesto la fragilidad de ciertas instituciones y la complejidad (opor- tunidad, suficiencia, cobertura, eficiencia) de las respuestas ante las necesidades urgentes de la población. La pandemia está generan- do cambios significativos en la vida cotidiana, como un evento que reorganiza, aunque de una manera desigual, las dinámicas de los distintos grupos sociales. Los grupos, en los cuales el efecto de la pandemia se ha visto más agudi- zado, son aquellos más vulnerables social y económicamente. Más aún, las desigualdades materiales y simbólicas que caracterizan a Chile adquieren nuevas manifestaciones y se ven profundizadas ante la pandemia de COVID-19. Los efectos de la pandemia tienen implicaciones diferentes dependiendo de la posición en la estructura socioeconómica que ocupa una persona (por ejemplo, mujer, pobre), así como de la etapa del curso de la vida en que se encuentre (por ejemplo, niño, adulto, persona mayor). Vivir esta pandemia siendo persona mayor, adquiere especificidades que deben ser analizadas más en profundidad, surgiendo nuevas expresiones de la desigualdad en la vejez. Las personas mayores son uno de los grupos más afectados por la pandemia. Han sido defi- nidas como uno de los grupos de mayor riesgo de contagio y muerte por COVID-19: en Chile la tasa de hospitalización en este grupo casi se quintuplica respecto de los menores de 60 años (555,9 versus 107,77 por cada 100 mil habi- tantes) 2 y el 83,95% (12.095) de las 14.408 muer- tes en el país por causas de COVID 19 confir- mada y sospechosa al 16 de agosto de 2020, corresponden a personas mayores de 60 años 3 , aunque la tasa de incidencia de nuevos casos es menor para esta población que para aque- llos entre 15 y 59 años (1.957,72 versus 2.067,75 por cada 100 mil habitantes, respectivamente) de acuerdo a datos oficiales al 13 de agosto de 2020. Asimismo, las personas mayores viven esta pandemia en condiciones estructurales y simbólicas más desfavorecidas. En el caso de Chile, esta pandemia nos encuentra como sociedad con un acelerado proceso de enve- jecimiento poblacional, y también con estruc- turas institucionales aún no preparadas y, sobre todo, regidas por principios lejanos a las características, demandas y necesidades de los individuos que envejecen. El sistema neoliberal que nos rige y condiciona nuestro arreglo de seguridad social, desprotege, descuida, olvida y, en ciertas circunstancias, abandona o sacrifi- ca a aquellos sujetos no productivos, como son quienes transitan las etapas de la infancia o de la vejez. El COVID-19 se nos presenta pocos meses después del estallido social del 18/O, que también ha tenido características de otro gran evento significativo experimentado por la sociedad chilena, que ha develado mucho más claramente la “desgracia” de ser viejo/a en nuestro país. Las pensiones y jubilaciones de miseria con que se vive la vejez en Chile, así como la atención indigna en el sistema de salud, producto de un sistema y un marco que así lo permite, lleva a que la vejez, como etapa de la vida, y las personas mayores, como colec- tivo, vean precarizadas sus condiciones de vida dignas, disminuido su valor social, e irrespetado el ejercicio de sus derechos. El presente capítulo busca analizar la vejez en

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