Virus y sociedad : hacer de la tragedia social, una oportunidad de cambios

8 VIRUS Y SOCIEDAD: HACER DE LA TRAGEDIA SOCIAL, UNA OPORTUNIDAD DE CAMBIOS se entendería en relación a la disposición de las aguas potables y residuales; hoy solo tiene que ver con el empleo o el manejo del dinero. Escribimos desde la academia. Si bien este es otro tema complejo, hay datos claros que la academia tampoco se sustrajo a ese ambien- te modelado por el mercado. Desde el acceso a la educación superior hasta las modalidades de enseñanza y las formas adoptadas por la investigación y la extensión universitaria han sido enmarcados y canalizados por la potencia (y prepotencia) del mercado. Hasta el día de hoy la universidad chilena reconoce en dinero contante y sonante la publicación en revistas de corriente principal, y las revistas de corrien- te principal han llegado a ese lugar gracias a buenas relaciones con el mundo de los prin- cipales ‘publishers’. Esto no es absoluto, pero es un ejemplo que indica que seguimos en el mundo de la economía. Escribimos desde la academia, pero ahora hay muchas situaciones que ya no podemos igno- rar. Los meses transcurridos en pandemia no han hecho más que acentuar los relieves del país que hemos construido. Podría decirse que el país es otro, aunque en verdad es el mismo, cambiando especialmente la conciencia acerca de la forma de verlo. Este hecho requeriría una consideración más seria, pero parece cierto que los cambios sociales y políticos hacen evidente una visualización de aspectos que antes no se concebían i . El desplazamiento del territorio de la verdad no depende solo de un desarrollo de i En 1970 yo trabajaba en el Departamento de Medicina Preventiva y Social. Hasta ese momento, la incorporación de las ciencias sociales en la Escuela de Medicina era resistida por muchos sectores (y por una variedad de motivos); sin embargo, después de la elección de Salvador Allende a la Presidencia gozamos por algún tiempo de una mayor aceptación, lograda al parecer por los resultados de las urnas de septiembre. Un hecho social y político incidía en alguna mayor tolerancia en el mundo académico. ii Consultar cualquiera de los texto incluidos en el libro El terremoto del Bicentenario (Silvia Aguilera, editora) LOM Ediciones, 2010. la ciencia –en este caso, de la ciencia social–. En nuestro caso, nada ha cambiado, al menos radicalmente, pero hay numerosos aspectos en que una cierta verdad se va abriendo paso: la efectiva situación del trabajo en el país (magni- tud del sector informal, mala remuneración del trabajo); el desbarajuste del sistema de protec- ción social; el acceso a los servicios básicos de la población, y así sucesivamente. El 18 de octubre de 2019 incide, de alguna particular manera, en que otra forma de entender el país se abra paso poco a poco. Todo lo que hemos visto en los últimos meses ha tenido un aire de déjà vu , de ya lo sabíamos. Por ejemplo, mucho de la violencia que conocimos en octubre del 2019 ya se había visto con ocasión del terre- moto de febrero del 2010. En esa emergencia fue evidente que el estado de protección social de la población representaba muy poca cosa y que, frente a eso, emergían formas vacilantes de respuesta privada (Techo para Chile o el Desa- fío Levantemos Chile) o la propia respuesta popular a través de las ollas comunes, cuando no el saqueo hecho y derecho como reacción a las acuciantes necesidades ii . Hoy, después de ambos octubres, esto ya está instalado en la conciencia de la ciudadanía. En este nuevo país (con la salvedad del déjà vu anotado recién) la misma salud pública pare- ciera redefinirse. Uno de los puntos de anclaje de la salud pública tiene que ver con la relación entre naturaleza y sociedad y su incidencia. Si bien la medicina (o bio-medicina más precísa-

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