Virus y sociedad : hacer de la tragedia social, una oportunidad de cambios
72 VIRUS Y SOCIEDAD: HACER DE LA TRAGEDIA SOCIAL, UNA OPORTUNIDAD DE CAMBIOS de nuestra historia social, política y cultural, donde han impactado fuertemente las políticas neoliberales en las últimas décadas. Existe un número cada vez mayor de personas que no cuentan con contrato de trabajo, habiendo un incremento considerable de microempresas informales, lo que dificulta considerablemente respetar una cuarentena estricta sin poner en riesgo los ingresos mínimos para su sobreviven- cia (Doniez y Gálvez 2020; Sáez, 2020); y apro- ximadamente un 19% de la población total vivía en situación de pobreza multidimensional con la última medición disponible (CASEN, 2017). Desde el punto de vista del contexto estructural que enmarca la crisis socio-sanitaria, un factor de gran impacto es la aproximación neoliberal que ha estado presente por décadas, y que ha calado hondo en las políticas públicas, pero también en el discurso mediático y en la opinión pública. Un ejemplo de ello es el discurso que ha prevalecido cuando se ha tendido a culpa- bilizar a la población, como si ella pudiera elegir no contagiar o contagiarse. Esta mirada del sujeto-individuo-particular que puede elegir, desconoce e invisibiliza la dimensión histórica, social y cultural que atraviesa los fenómenos de salud de los grupos humanos. Parte de ese enfoque se despliega en la bio-política y en la necro-política de la pandemia, en la idea de la uniformidad estadística de los colectivos y las comunidades, lo que se consigue bajo la lógica de los números y el conteo, y que desconoce las particularidades y las necesidades huma- nas, que también constituyen la salud. Mientras se sigue en este conteo, las personas continúan sus vidas en medio de violencias de todo tipo (económicas, laborales, de género, sexuales, etarias, asociadas a la migración, etc.), incluida la ejercida por un Estado que delega su respon- sabilidad de cuidado ejecutando políticas perniciosas, indolentes e irresponsables. Siguiendo a Menéndez (2015), el proceso actual puede servir para dar cuenta de un entramado de procesos de orden sociopolítico, eviden- ciando las desigualdades que han sido parte estructural de la sociedad chilena. Mirar desde esta perspectiva (desde una crítica a la biome- dicina y al enfoque neoliberal de la pandemia) implica, por ejemplo, examinar con ojo crítico cómo se comunica, qué se comunica, quiénes participan de la construcción de esas estadísti- cas y a qué personas les llega el mensaje. En este aspecto de las comunicaciones, la perspectiva hegemónica de la biomedicina nos muestra otra de sus aristas complejas: arrogar- se la reificación de la ciencia positiva, la capa- cidad de generar evidencia y ser el depósito de la verdad le otorgan un poder enorme. Esto ha quedado en evidencia durante los últimos meses a nivel global. La palabra de la biome- dicina ha paralizado la economía mundial, ha movilizado esfuerzos de todo orden, ha pues- to en jaque a gobiernos y a mandatarios. Sin embargo, ha quedado en entredicho cuando a la misma ciencia y a la biomedicina se le ha pedido certezas. En nuestro país, la comunica- ción desde la autoridad sanitaria no ha logra- do abordar en su discurso un formato que sea honesto, transparente, y que genere confianza en la ciudadanía, sin recurrir a la autoprocla- mación de la certeza científica. En el fondo, se trata de asumir que todo lo que está siendo construido desde el marco científico también es contingente, es un conocimiento que se está produciendo en el momento, implica asumir que tiene cierto grado de fluidez y de incerte- za, que no es posible dar por sentado aspectos que aún están siendo estudiados, y que en este momento del desarrollo de la epidemia no todo puede ser categórico. En este punto nos parece relevante traer una
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