Virus y sociedad : hacer de la tragedia social, una oportunidad de cambios

71 Ensayos sobre la pandemia por COVID-19 muerte. Se ha dicho que ningún sistema de salud es capaz de soportar la carga de atención que genera este virus. Sin embargo, lo que se ha podido evidenciar es que, ante la saturación, la gestión de la muerte ha sido muy improvisa- da, con todos los riesgos sanitarios y de salud mental para las familias que ven con estupor cómo desaparecen sus muertos frente a la incapacidad de respuesta por parte del Esta- do, convirtiendo en un privilegio para ciertas familias la realización de los rituales propios del final de la vida (Montes, 23 de junio 2020). Los países que han sido golpeados más rudamen- te han tenido escaso tiempo para reaccionar. Como país nos encontrábamos ante una venta- ja, podíamos prever lo que se venía y pensar en la mejor solución para dar respuesta al proceso de salud-enfermedad-atención en su conjun- to, para organizar y gestionar el continuo de la experiencia, su dinamicidad y sus expresiones particulares. No obstante, hemos visto asom- bradas cómo se han sucedido los meses sin que el Estado haya aprovechado esa ventaja, adentrándonos con velocidad al frío invierno y a las inclemencias que dan cuenta de un mal manejo de esta crisis socio-sanitaria, que ha adquirido las características de una sindemia, ii esto es, la manifestación de más de una epide- mia al mismo tiempo. Hoy vivimos una epidemia mundial producto de una enfermedad conta- giosa, y al mismo tiempo una exacerbación de la desigualdad por una epidemia de recesión económica mundial (Singer et al., 2017). Una crisis de larga data Como parte del escenario, es importante seña- lar que esta crisis socio-sanitaria actual se sitúa en el contexto del proceso de movilizaciones ii  El concepto de sindemia fue acuñado por primera vez en el 2009 por Merril Singer (Singer, 2009). que comenzó el 18 de octubre del 2019 (la revuelta social), generando un quiebre entre la institucionalidad y la ciudadanía, que durante meses estuvo dispuesta a paralizar las activi- dades exigiendo justicia y dignidad (Asociación Latinoamericana de Medicina Social, 2020; Heiss, 2020). Aún no se abordan los elementos estructurales que posibilitan atender el bien- estar propio de las comunidades, exacerbando las desigualdades, lo que ha sido leído como un signo de la displicencia con la que se trata al pueblo. El análisis de las determinaciones sociales de la salud nos ayuda a comprender los facto- res estructurales que inciden fuertemente en los procesos de salud-enfermedad-atención. Nuestro sistema de salud es una parte de esos elementos que pueden incidir en mejorar las condiciones de salud, pero si no se abordan los demás factores en su complejidad y en su interseccionalidad el resultado es muy limitado y puede ser contraproducente, justo del modo en que lo estamos experimentando actualmen- te. Por interseccionalidad (Grabham, Cooper, Krishnadas & Herman, 2009; Carastathis, 2016) nos referimos a que es necesario pensar que las distintas desigualdades se hacen carne en una sola persona, no es la suma, sino es la exponen- cialidad de la desigualdad. Es decir, una mujer migrante y carente de recursos será discrimi- nada por ser mujer, por ser migrante, y por ser carente de recursos, todo a la vez. Desde el marco de las determinaciones socia- les y de la salud colectiva, vemos que se ocul- ta la existencia de condiciones estructurales y socio-culturales que afectan a las personas y comunidades, y que hacen de Chile un país de realidades extremadamente diversas, fruto

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