Virus y sociedad : hacer de la tragedia social, una oportunidad de cambios

54 VIRUS Y SOCIEDAD: HACER DE LA TRAGEDIA SOCIAL, UNA OPORTUNIDAD DE CAMBIOS transitorios estuviesen operativos a comienzos de junio. El gobierno declaró haber comprado ventiladores en enero, pero la compra de 872 máquinas sematerializó apenas el 13demarzo 32 , y su llegada establecida para finales de mayo 33 . En esta primera fase, Chile no alcanzó el tope de su capacidad de cuidados críticos, aunque en algunos lugares como Temuco, la capacidad máxima en unidades UCI fue alcanzada. El discurso del gobierno se enfocó claramente en la disponibilidad de ventiladores mecánicos y camas UCI. Concordantemente, el MINSAL aumentó sustancialmente la capacidad de camas de cuidados críticos, de 1331 camas UCI antes de la pandemia, a 3.175 al 5 de julio 34 , por medio de hospitales de campaña y reconver- sión de camas 30,31 . En este sentido se puede señalar que dentro de las políticas de “elevar la línea” de las capacidades del sistema de salud, la respuesta chilena ha sido exitosa. A diferencia de otros países, Chile descartó el uso de cuarentenas a larga escala como parte de su estrategia de contención inicial. En cambio, el gobierno propuso “cuarentenas dinámicas”. Estas cuarentenas en áreas peque- ñas fueron implementadas a nivel comunal (o partes de una comuna) y fueron reevaluadas cada semana basadas en ciertos criterios como el número de casos nuevos en el territorio, la velocidad de propagación, el número de casos por km 2 , la proporción de población vulnerable y factores relacionados con los determinantes sociales de la salud 22 . Sin embargo, estos indi- cadores nunca fueron reportados de manera pública, así como tampoco los umbrales utili- zados para la decisión. La primera de estas cuarentenas comenzó el 14 de marzo en el pequeño y aislado pueblo de Caleta Tortel en la Patagonia. El 26 de marzo se implementó una cuarentena en el área metropolitana alcanzan- do a más de un millón de ciudadanos, siendo seguida por múltiples ciudades en las semanas siguientes. El 9 de abril el gobierno anunció la implementa- ción de un carnet de inmunidad, el cual permiti- ría a pacientes recuperados volver a su trabajo y movilizarse dentro de la ciudad sin restriccio- nes de cuarentena. Esta política fue criticada tanto nacional como internacionalmente 35 . Una crítica fue la escasa claridad en los criterios para emitir el carnet, ya que el MINSAL suge- ría inconsistentemente que las personas serían consideradas inmunes si tenían un examen de SARS-CoV-2 positivo, fuesen sintomáticos y recuperados, o si presentaran un test rápido de anticuerpos positivo. Por otro lado, se planteó el riesgo de que fuera utilizada de forma discri- minatoria por los empleadores o con otros fines indeseables 35 . Las cuarentenas dinámicas comenzaron a levantarse tempranamente y el gobierno enfo- có su agenda en la recuperación económica. Estas políticas recibieron distintos nombres como “Nueva Normalidad” y “Retorno Segu- ro” 36–38 . Este cambio en la transmisión viral sugiere que la idea de un retorno temprano a la normali- dad fue un paso en falso. Esto se condice con los hallazgos de los informes de Monitoreo Nacional de Síntomas y Prácticas COVID-19 en Chile 39,40 o los datos de movilidad utili- zando datos teléfonos móviles que mostraron un rápido incremento de los traslados con los llamados del Gobierno 41 . El posterior explosivo aumento de casos obligó al gobierno a decre- tar nuevas medidas de confinamiento en doce municipalidades de la Región Metropolitana, resultando en que al 8 de mayo alrededor de 4,5 millones de personas en Santiago (55,2% de la población del área metropolitana) entraron en cuarentena. Sin embargo, se tomó la deci-

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