Virus y sociedad : hacer de la tragedia social, una oportunidad de cambios
24 VIRUS Y SOCIEDAD: HACER DE LA TRAGEDIA SOCIAL, UNA OPORTUNIDAD DE CAMBIOS mia, a pesar de que la pertenencia étnica se considera un dato sociodemográfico básico (MINSAL, 2016; Cuyul, 2020; Caniguan, De La Maza, 2020). Información analizada puntual- mente muestra que en la comuna de Arica se encuentran tasas más altas de incidencia de contagio en indígenas comparadas con no indí- genas (180,3 x 100.000 versus 120,4 x 100.000) (documento inédito de Malva Pedrero, 2020). La misma investigadora compara las comunas de la Región Metropolitana con menos de 5% y más de 15% de población indígena, donde en las últimas se dobla la tasa de contagios). La Araucanía fue una de las primeras regiones en sufrir la epidemia, si bien se centró en la ciudad de Temuco, se desconoce el número de perso- nas mapuche contagiadas o fallecidas por esta causa. Actualmente se han reportado brotes en las comunas de Lonquimay y existen casos en todas las comunas de la región. La situa- ción de vulnerabilidad y empobrecimiento de los pueblos indígenas en general y en Chile en particular (CEPAL, 2020) se expresa en tasas más altas de mortalidad por todas las causas y en todos los grupos etarios respecto de los no indígenas (Oyarce, Pedrero, 2009, 2010a, 2010b, 2010c; CEPAL, 2010); esta realidad epidemiológica y social plantea un escenario de máxima desigualdad que revitaliza la rela- ción colonial impuesta por el Estado chileno. (Cuyul, 2020) Un segundo aspecto a considerar es que desde el primer contacto con el mundo euro- peo los pueblos indígenas han sufrido la intro- ducción de epidemias que han diezmado su población iii Existen términos para denominar estas enfermedades que vienen de afuera; por iii Durante los primeros cien años de contacto la población indígena de América sufrió un colapso demográfico disminuyendo a un tercio, precisamente por la introducción de enfermedades que trajeron los conquistadores proceso conocido como “invasión mórbida”. (Montenegro, Stephens, 2006) ejemplo, wingka kutran entre los mapuches (Cuyul, 2020; Loncon, 2020). Desde la visión holística del bienestar indígena estas dolen- cias se vinculan directamente con “el mundo de afuera” que ha traído pérdida de territorio, devastación de los ecosistemas, deforestación y falta de agua vinculada a la industria extrac- tiva agroforestal y minera (CEPAL, 2020). Por lo anterior, el resguardo del territorio, el aisla- miento socio-geográfico y los patrones de asentamiento disperso que todavía persisten en algunos pueblos son factores de protec- ción reconocidos por ellos. En este sentido hay que distinguir claramente la situación de las personas indígenas que viven en contextos urbanos de aquellos que lo hacen en comuni- dades rurales; han sido personas mapuches y no mapuches que han vuelto desde la Región Metropolitana debido a la pérdida de sus fuen- tes laborales, las que al regresar a las ciudades sureñas y a las comunidades han provocado los brotes epidémicos. Habría que pensar también que los agentes del Estado son potencialmente fuentes de contagio; en este sentido, han sido las autoridades tradicionales las que han cerra- do el ingreso a sus comunidades y han imple- mentado cortes de camino para crear barre- ras sanitarias auto gestionadas (Cuyul, 2020; Canuguan, De La Maza, 2020) Si las políticas estatales han sido confusas para la población en general, para los pueblos indígenas han sido irrelevantes lemas como “quédate en casa” y “lávate las manos”, pues en un contexto de economía de subsistencia y privatización del agua carecen de todo sentido. Diversas voces se han levantado para promover políticas de salud territoriales autónomas para
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