Virus y sociedad : hacer de la tragedia social, una oportunidad de cambios

21 Ensayos sobre la pandemia por COVID-19 recurso humano: restricciones para reemplazos, suplencias, nombramiento de nuevos cargos, etc. (MINSAL, 2020; COLMED, SONEPSYN, 2020); trabajo de sostenimiento diario de los sentimientos de dolor, rabia, desesperanza e indignación de la población consultante en los dispositivos de urgencia; tener que desplegar tareas de primer apoyo psicoemocional frente a los duelos producidos por las muertes y esta- dos críticos de los pacientes en hospitales y consultorios; sentimientos de angustia, temor y culpa frente al peligro de llevar el contagio a sus hogares; la decisión dolorosa de tener que tomar distancia de sus seres queridos por tiempo prolongado, especialmente las mujeres, que constituyen alrededor del 70% de la fuer- za de trabajo en este sector, etc. (CUT, 2020; COORD. SINDICAL, 2020). Todos estos facto- res confluyen en la aparición del Síndrome de Burnout (ser quemado por el trabajo), que impacta directamente la salud mental de las y los trabajadores, aunque hasta el momento han sido capaces de mantener una actitud de compromiso con su función, en condiciones que los enaltecen por el elevado nivel de resi- liencia y compromiso mostrados con el servicio público (MINSAL, 2020; Alvarado, 2020; Vinue- za, 2020). Esta capacidad adaptativa de hoy seguramente será foco de nuevos problemas de salud física y mental en el futuro, por lo que será urgente preparar medidas de prevención de estos potenciales daños para los trabajado- res de la salud, que han estado en la primera línea de acción frente a la pandemia. Mujeres: Están siendo el frontón de conten- ción del grave deterioro de las condiciones de subsistencia de la casa, especialmente por el menoscabo de los recursos económicos; sobre- cargadas además con las tareas de contención emocional de los hijos, muchos de los cuales presentan serias dificultades adaptativas al radical cambio de vida; depositarias de las responsabilidades escolares, haciendo esfuer- zos por adaptar a sus realidades carencia- das los protocolos educativos en curso, poco realistas e inequitativos. La mujer dueña de casa, con trabajo no remunerado, sufre también las mezquindades de los bonos económicos ofrecidos por el gobierno, que no logran ser efectivos ni eficientes como camino de satis- facción de las necesidades básicas del hogar. En condiciones de cuarentena ya es eviden- cia científica, no solo en Chile sino en muchos otros países de la región, que la mujer enfrenta un aumento de las agresiones por parte de sus parejas, que llegan hasta la violencia sexual, las consecuencias conductuales del consumo excesivo de alcohol por el jefe de hogar, las difi- cultades en el manejo de conductas adictivas de los hijos adolescentes, etc. Caso aparte las mujeres que laboran como asesoras de hogar, comerciantes callejeras y en otras activida- des informales, que han ido por vía directa a la cesantía por lo que están expuestas a los riesgos propios de intentar seguir laborando contraviniendo las cuarentenas; pagan además el costo de su estigmatización a nivel mediáti- co como personas irresponsables, contrabando ideológico que intenta descargar buena parte del fracaso gubernamental en el manejo de la pandemia en sectores más precarizados de la sociedad, los que salen como cuestión de sobrevivencia a buscar el sustento diario en la calle. No obstante toda la sobrecarga anterior, son también las principales promotoras de ollas comunes y otras formas de la solidaridad en las redes comunitarias. Personas de Tercera Edad: Alrededor del 70% de los hasta ahora fallecidos por el COVID-19 son personas mayores de 70 años, la inmensa mayoría de los cuales pertenece a sectores sociales pobres. Doble inequidad: de clase y

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