Virus y sociedad : hacer de la tragedia social, una oportunidad de cambios

18 VIRUS Y SOCIEDAD: HACER DE LA TRAGEDIA SOCIAL, UNA OPORTUNIDAD DE CAMBIOS que se funda en valores como la solidaridad, el afecto, la organización colectiva ii , el respeto y la tolerancia hacia lo diverso; hablamos de una praxis social de cambio al mismo tiempo que de protección de la salud y la salud mental. Los efectos de la pandemia en la salud mental La pandemia como trauma: La pandemia no es un factor más que contribuye a la crisis social, como han señalado los gobernantes, querien- do con ese argumento debilitar la concurrencia de las causas económicas como fundamento central de la crisis. La pandemia es, en sí misma, un componente estructural de esta crisis social pues nace de los desequilibrios que el modelo neoliberal ha producido en la relación sociedad – naturaleza, economía – biología (Badiou, 2020; Boaventura, 2020; Ramonet, 2020). La mutación viral del SARS Cov-2 nace de esta contradicción, es el producto de una mala metabolización del mundo natural (Breilh, 2013-a), con cargo al capital financiero inter- nacional y en desmedro de la humanidad toda. La pandemia es, por tanto, un trauma social, un productor y reproductor de múltiples efectos para la salud mental de la ciudadanía mundial y local. Como trauma opera enfrentando a las personas con el riesgo de morir, con la posibili- dad de la pérdida de seres queridos, con múlti- ples procesos de duelo derivados de todo tipo de pérdidas materiales y espirituales asociadas a su efecto devastador, con la precarización de la vida cotidiana y la supervivencia. Además agudiza otros duelos y traumas que no han podido ser ritualizados ni compartidos, aumen- ii Un ejemplo de estos, fue la reacción colectiva de algunas comunidades mapuches de la Araucanía que ante el brote epidémico en esa ciudad decidieron de manera autónoma cerrar las comunidades a la entrada de cualquier persona foránea. tando el riesgo de depresión y cronicidad de esas pérdidas por el aislamiento (Castillo, 1997). Dada la realidad ya descrita respecto de la salud mental en nuestro país, es innegable el efecto traumatizante que aporta la pandemia con su violencia biológica y también simbólica; vivimos en una sociedad que sigue procesando duelos inconclusos, congelados o cronificados por causa de la impunidad para los crímenes genocidas de ayer y de hoy. El componente tanático que convive con nuestra psicología social se nutre y aviva con las amenazas que implica la pandemia, potenciado además con las desigualdades e injusticias sociales con las que la clase trabajadora, las mujeres, los/ as ancianos/as, los pueblos indígenas, los inmi- grantes, las comunas pobres y rurales enfren- tan este flagelo. El riesgo de morir se juega en el modo como el gobierno dirime las desigualda- des e inequidades para enfrentar la pandemia; ergo, y en coherencia con el modelo, morirán los que deban morir, es decir, los más dañados y los que menos daño hagan a la supervivencia del modelo económico. Así sucedió en algunos países de Europa y hoy en USA y Brasil. Efectos clínicos: A partir de la experiencia de la pandemia enChina se conocen algunas eviden- cias de la relación pandemia – salud mental: a. los hospitales y servicios psiquiátricos son más vulnerables al contagio; b. los pacientes psiquiátricos portadores de trastornos menta- les severos son más vulnerables al contagio; c. personas que utilizan psicofármacos, espe- cialmente antipsicóticos, son más vulnerables también; d. el estigma de la enfermedad mental hace de este grupo de pacientes un sector discriminado, con más dificultades para el

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