Virus y sociedad : hacer de la tragedia social, una oportunidad de cambios
107 Ensayos sobre la pandemia por COVID-19 requiere de acuerdos globales de producción y distribución, como lo han enfatizado orga- nizaciones tan diferentes como Médicos sin Fronteras y el Consejo de Relaciones Exterio- res. Estos advierten que, sin una coordinación global, el suministro de vacunas será limitado, por el aumento de los precios y por la especu- lación y escasez de los materiales necesarios para su producción, lo que afectará a los países ricos y que tendrá un impacto devastador en los pobres. Se necesitan de forma urgente vacunas efica- ces para controlar COVID-19, pero estas vacu- nas deben ser seguras, ya que la confianza y adherencia de la población a la vacunación depende de ello. Debido a la urgencia impuesta por la pandemia, las fases clínicas I y II se han desarrollado muy rápido, incluso para vacu- nas cuya formulación para su uso humano no ha sido hasta la fecha licenciada. Los ensayos clínicos en fase III no se aceleran porque se cuente con tecnología más avanzada, requie- ren de tiempos de seguimiento adecuados para ser analizados. Forzar los tiempos de desarrollo de esta fase o apurar la comercialización, sacri- ficando parcialmente la seguridad o simplifi- cando la evaluación de la eficacia, puede llevar a un desastre que comprometa la confianza global en las vacunaciones 10 . La situación chilena El Instituto Bacteriológico (hoy Instituto de Salud Pública) fue un instituto de investiga- ción y desarrollo biotecnológico estatal que producía medicamentos, sueros y vacunas para nuestro país y otros países latinoamerica- nos. A partir de 1980, con la imposición de un modelo privatizador y mercantil, se desmantela su capacidad para desarrollar biotecnología y se debilita su capacidad para realizar investi- gación 11 . Finalmente el año 2002 cesa abso- lutamente la producción de vacunas en Chile. Lo que perdimos fue una plataforma pública de conocimiento inmunológico, con experien- cia académica y logística para el desarrollo de vacunas y el seguimiento y vigilancia de pandemias. En vez de eso, hoy nos apuramos para tener un lugar privilegiado en la fila para conseguir una vacuna, incluso invirtiendo recursos del estado para favorecer estas pruebas. Y justificamos cambios de leyes que protegen a los pacientes, diciendo que seremos poco atractivos para que las corporaciones farmacéuticas realicen ensa- yos clínicos de sus vacunas en nuestra pobla- ción. La aplicación de los principios básicos de la ética médica a los ensayos clínicos está dirigida a proteger la integridad y la dignidad de las personas. En particular dar protección a las poblaciones particularmente susceptibles a ser vulneradas. La discusión o modificación de estos principios, no puede realizarse en medio de una pandemia o justificarse porque así se facilita que empresas farmacéuticas u otras instituciones realicen estas pruebas en nues- tra población a cambio de asegurarse dosis de vacuna. Hasta la fecha existen al menos tres propuestas de ensayos clínicos en fase III. El primero una colaboración entre la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), a través del Institu- to Milenio de Inmunología e Inmunoterapia (IMII), con la empresa china Sinovac BioTech, para probar su vacuna producida a partir del virus SARS-CoV-2 inactivado 12 . El segundo un convenio entre el Gobierno y un consor- cio formado entre Merck y AstraZeneca que comercializa la vacuna AZD1222, un vector adenoviral no replicativo, creada en la Universi- dad de Oxford 13 . Esta empresa acaba de firmar
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