Teoría crítica del teatro latinoamericano: una introducción
65 Los incas, por su parte, se valieron para su decorado de mantas de lana y paños que ornamentaban de oro y otras piedras. Las imá- genes del Sol y la Luna se ubicaban bajo un sitial, ocupado por la figura de Tiqsi Wiraqucha, el Dios Creador. Si bien encontramos diferencias en la estructuración escenográfica, en lo que sí coinci- dieron ambas civilizaciones, es en que los sacerdotes, los nobles e incluso integrantes de las familias reales intervenían en la repre- sentación; y el pueblo común, se hacía parte como coro. En el incanato, existió la representación de un hecho mítico o histórico, organizada para el deleite de sus autoridades, por los po- etas del Imperio, como bien se refiere en los Comentarios Reales de los Incas: “No les faltó habilidad a los amautas, que eran los filó- sofos, para componer comedias y tragedias, que en días y fiestas solemnes representaban delante de sus Reyes y de los señores que asistían en la corte.” (De la Vega, 1943, p. 121). Las palabras del Inca Garcilaso de la Vega actúan como ancla para reafirmar la tesis re- specto a la producción dramatúrgica y representativa, cuya exis- tencia se funda en unmanuscrito encontrado en Bolivia que recoge una composición llamada La muerte de Atahualpa , representada en Potosí hacia el año 1555, y que fue la única que sobrevive hasta hoy, ya que los otros textos se perdieron, o no fueron registrados 6 . Una vez que reconocemos al pueblo inca como un pueblo asiduo a la creación y representación dramática, debemos señalar que, así como en Grecia el teatro tuvo en la tragedia y comedia sus prin- 6 Para mayores referencias, revisar el artículo La ‘puesta en texto’ del primer drama Indohispano en Los Andes, de Margot Beyersdorff, en Revista de Crítica Literaria Latinoamericana , 1993.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=