Teoría crítica del teatro latinoamericano: una introducción

45 curso social” todo aquello que se dice y se escribe en un estado de sociedad, todo aquello que se imprime, todo lo que se habla y se representa hoy en los medios electrónicos. Todo lo que se narra y se argumenta, si se plantea que narrar y argumentar son los dos gran- des modos de puesta en discurso”. (p. 17) Con arreglo a esta defini- ción, lo decible o narrable por los actantes históricos, más allá de la sustancia expresiva, es constitutivo del discurso social de cuya impronta material debemos inferir los sentidos propios de un uni- verso cultural en expansión. ¿Cómo entender, asumiendo la validez de estos planteamientos, el carácter textual-discursivo de Chilam Balam , del Himno a Tlaloc o El Güegüense ? Sin lugar a dudas, el carácter complejo de estas prácticas, marcado por la relación activa de sus protagonistas y espectadores inmediatos, conduce a pensar en la dificultad de un marco categorial capaz de dar cabida al potencial retórico de sus formas. Convertidas en acciones comunitarias de carácter festivo, ceremonial o cultual, las teatralidades de base desafían el trabajo de los investigadores, exigiendo adecuar los instrumentos teóricos para favorecer lecturas renovadas. De ahí que la tradición de los estudios disciplinares se abra a considerar las cooperaciones inter/ transdisciplinares, asumiendo la red de correspondencias interse- mióticas creadas en relación con sus marcos de producción. En lo particular, si asumimos que el teatro en ningún caso puede reducirse a lo meramente literario o lingüístico, debemos enten- der que las infinitas recreaciones de historias que formaron parte del patrimonio oral de la América Latina precolombina, sin lugar a dudas provocaron cambios, ya sea en un nivel formal o discur- sivo. Y esas permanentes reactualizaciones confirman la opción

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