Teoría crítica del teatro latinoamericano: una introducción

40 Estas categorías no son lo mismo, ni refieren al mismo asun- to. Valga la aclaración inicial, porque a veces se las confunde: se toma una como equivalente de otra (transculturación por mestizaje), o se estudia una dentro de la fenomenología de otra (heterogeneidad como parte de transculturación). La me- jor manera de establecer una distinción funcional en este con- junto consiste en introducir en el sistema la oposición: proceso / resultado . (1996, p. 27) Así, según esta distinción, es posible distinguir prácticas de objetos, entendiendo que los procesos culturales varían o modifican cons- tantemente, siendo entonces el desarrollo de sus distintos estadios la representación de una modificación incesante. Como bien dice Martín Lienhard (1996), “en rigor, cualquier objeto cultural –también un complejo cultural, observado desde lejos, aparece como tal- pue- de considerarse “sincrético”, “mestizo”, “híbrido” o “hererogéneo”. En cada objeto cultural, en efecto, se hallan depositados múltiples legados culturales, creados o acumulados por quienes cooperaron para darle la forma que tiene en el momento de su observación”. (1996, p. 63) Asumiremos, de acuerdo con Bueno (1996), que el ámbi- to latinoamericano, como el mundo en general, es históricamente heterogéneo. Más heterogéneo aún, es decir, profundamente hete- rogéneo, desde el descubrimiento y la conquista, en que entran en juego nuevos organizadores culturales –lo que podríamos llamar distintas epistemes de cultura y civilización- que, grosso modo , oponen la llamada civilización occidental al conjunto de las cultu- ras amerindias. Para citar un solo caso de esa oposición extremada: desde el primer contacto Europa aporta una noción instrumental de la naturaleza que no se compadece para nada de la noción fuer- temente panteísta de los precolombinos.

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