Teoría crítica del teatro latinoamericano: una introducción
34 del imaginario opera como el traslado de unamatriz de pensamiento, la del imaginario renacentista dispuesto a borrar todas las imágenes de los conquistados, abriendo paso a una verdadera “guerra de las imágenes” que presupone un mismo plan de acción como el denun- ciado por Roberto Fernández Retamar en su excelente Caliban (1971): el exterminio de los registros de una cultura ancestral. Gruzinski (1994) introduce el problema de “la guerra de las imáge- nes” en los siguientes términos: Desde que Cristóbal Colón pisó las playas del Nuevo Mundo, se planteó la cuestión de las imágenes. Sin tardanza, los re- cién llegados se interrogaron sobre la naturaleza de las que poseían los indígenas. Muy pronto, la imagen constituyó un instrumento de referencia, y luego de aculturación y de domi- nio, cuando la iglesia resolvió cristianizar a los indios desde la Florida hasta la Tierra del Fuego. La colonización europea apresó al continente en una trampa de imágenes que no dejó de ampliarse, desplegarse y modificarse al ritmo de los estilos, de las políticas, de las reacciones y oposiciones encontradas. Si la América colonial era un crisol de la modernidad es porque fue, igualmente, un fabuloso laboratorio de imágenes. (p. 12) Aludiendo explícitamente al ‘deslumbramiento’ 5 de Cristóbal Co- lón, que queda expresado en su Diario , Gruzinski sostiene que esta 5 “Lunes29deoctubrede1492.Desdehacedossemanas,CristóbalColónhatocadotierra.ElAlmirante de laMar Océano explora las Antillas Mayores. La belleza de la isla de Cuba lo dejamaravillado. Con la mirada recorrió sus costas, sus ríos, sus casas, sus criaderos de perlas. Colmados todos sus deseos, el Almirante imaginó que el continente –Asia- estaba cerca. “Hermosura”: esta palabra reaparece sin cesar, hasta llegar a ser el leitmotiv del Descubrimiento”. (p. 17)
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