Teoría crítica del teatro latinoamericano: una introducción

26 ciplinares, constituye una base de aproximación interpretativa que superará con creces los márgenes de esta introducción. De acuerdo con estos referentes, pensar, en tal sentido, una teoría crítica del teatro latinoamericano supone pensar las condiciones (de posibi- lidad) de las distintas teatralidades que subsisten al arribo y pos- terior colonización europea en un espacio eminentemente hetero- géneo. Significa, antes que todo, impugnar el lugar protagónico del drama para anteponer a la llegada de esta forma discursiva otras expresiones anteriores al proceso de transcodificación asimilado a las distintas traducciones que se conocerán desde el siglo XVI en adelante. En otras palabras, no solo proponemos hablar de teatrali- dades en un sentido amplio, sino por sobre todo asumir que el signi- ficante ‘teatro’ no logra explicar la existencia originaria de muchas prácticas; o mejor dicho, las comprime en un marco explicativo que fuerza la convivencia entre un drama entendido como soporte de acciones lingüísticas, con otro cuyo sistema enunciativo trasciende con creces la linealidad del lenguaje. De ahí que prácticas como la danza del cacao, o bien algunas fiestas y celebraciones con carác- ter ceremonial (sin ir más lejos, el propio Rabinal Achí ), adquieran un carácter de teatralidades sociales cuya existencia puede ser co- rroborada en sistemas de imágenes (como las de Guamán Poma) o complejos dispositivos de información como los quipus incas. La crítica, entendida en tanto ejercicio teórico con proyecciones políticas, es inseparable del método que define sus mecanismos de implementación, los cuales se apoyan en la idea de la posibilidad del conocimiento científico de los movimientos históricos, así como también de las fuerzas sociales. El discurso crítico, cuyas direccio- nes principales se remontan a la filosofía platónica y aristotélica, sienta las bases de la crítica entendida como categoría filosófica y