Teoría crítica del teatro latinoamericano: una introducción
117 mientras que en la península española se encontraban en el máxi- mo apogeo del Siglo de Oro. Luego entre 1681 y 1750, la producción teatral ibérica comenzó a decaer y en América Latina el teatro bar- roco tuvo su “apogeo y ocaso”. La razón sería sencilla y tiene directa relación a lo que venimos diciendo sobre la copia que resultaban ser los virreinatos respecto del territorio español, y es que mientras el barroco español estaba en su apogeo, a Latinoamérica llegaban las mejores producciones directamente desde España y no había autor americano que le pudiera competir a los grandes de Europa (a excepción de Juan Ruiz de Alarcón, caso que abordaremos más adelante). Luego, con el decaimiento de la producción española, en América Latina comenzaron a surgir grandes autores que podían nutrir de excelentes piezas al repertorio americano. Por otro lado, para Ana Pizarro la creación literaria en tiempos de la colonia se puede dividir en tres fases: implantación, superación e independencia. El arte barroco latinoamericano se encontraría en la primera fase, extendiéndose desde “la textualización dialógica de la conquista hasta antes del surgimiento del discurso ilustrado de fines del siglo XVIII” y sería “un período en donde surge la voz anticolonial desde el mismo colonizador, una etapa en que la palabra se fragua en el mimetismo y el encubrimiento, que conforma un lapso de apren- dizaje y de formación” Por lo que, además de nombrarla fase de im- plantación , también sería una fase de formación (1985, p. 30). El autor del que hablamos de que pudo hacerles frente a los es- pañoles, Juan Ruiz de Alarcón, fue un escritor mexicano que se posicionó en el centro mismo de la producción española con grandes piezas como Las paredes oyen (1617) y La verdad sospecho- sa (1618). Habría ciertas características que separarían a Ruiz de
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