Antología Fillke Ketrxan: semillas múltiples

44 Lelikelen N°1 Antología | Fillke Ketrxan: Semillas Múltiples. Desde los años sesenta esta historia ha sido repetida de voz en voz entre las familias que viven entre Pumillahue, Hueima y Panguinilahue, por Lanco. En estas Tierras ricas vivieron siempre familias Mapun- che dueñas de esos terrenos todas con raíz Milla. Es así que habitaba allí un hombre y su familia entre socavones, él para extraer el oro por encargo de un patrón y ella su mujer, criando diversas aves y animales menores, el hom- bre de apellido Millahuala que significa pato de oro, vivía frustrado por su destino de pirquinero mal pagado y de su mal vivir entre la pobreza de su campo y la riqueza de ese patrón que se llevaba toda su energía y que para él solo había siempre mala paga. La esposa, ella una buena mujer escuchaba las quejas y pensaba preocupada en un pato que estaba enfermo. “Hace días que estaba echado en el mismo lugar.”, pensaba preocupada, ya no nadaba con gracia y alegría en el estero que estaba junto a la casa. Después del desayuno salió al patio y buscó al pato enfermo, lo tomo fácilmente y este estaba muy pesado. Pensó faenarlo para ver qué era lo que tenía el ave y luego del sacrificio revisó presa por presa, solo encontrando un pato muy gordo y sano. Después, vino la revisión de los tripales. Todo muy sano: la pana hermosa y lista para po- nerla sobre la cocina con un poco de sal. Sería el primer rico festín. Luego tomó el riquel muy grande notando una presa muy pesada. “Aquí está la falla se dijo la mujer.” Lo partió con mucho cuidado chocando el cuchillo con pie- dras, según ella. Lavó las piedras, sin mucho cuidado y al mirar el contenido fue grande la sorpresa cuando vio muchas pepitas de oro brillantes y grandes, que tenían la forma y el porte de un poroto pallar. “¡Es como un kilo de oro se dijo entre llanto de alegría!”, y pensando en el estero que le daba doble riqueza, agua pura y deliciosa, más el oro ahora. Al otro día temprano ella se fue el pueblo a vender su oro a un buen precio y regresó feliz. A Millahuala no le gusto el libertinaje de la mujer y la sospecha de las compras lo MILLAWALA / PATO DE ORO

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