Antología Fillke Ketrxan: semillas múltiples

25 Lelikelen N°1 Antología | Fillke Ketrxan: Semillas Múltiples. mis huevos intactos me llenó de sabores la conciencia y un tierno sueño de lactante en empacho me hizo perder el sentido de las piernas y solté un eructó compulsivo de satisfacción sin disimulos. Mi viaje no volvió a ser el mismo, pues haber bebido de unos tibios y protuberan- tes pechos revestidos por un bosque de espanto lleno de murciélagos negros era extrañamente perturbador. Ah, y no pregunten por qué uno toma vino, porque las cosas que son de primer menester no necesitan más ex- plicaciones y usted vaya conformándose con saber que siempre hay que ser hombre de hábitos y buenas costum- bres, que así es como se cuida el cuerpo y se le da la de- bida dignidad al alma. Bien se sabe que el vino ilustra y el trabajo embrutece. Afuera la lluvia partía la tierra, el viento rompía el aire, la noche se estrellaba con el mundo. Pichula de Perro, enfi- lado al despeñadero, parecía decidido a tocar las puertas del infierno. Todo eso hasta que un pasajero de buenos bríos y alumbramientos de aburrición gritó con el funda- mento de entrenador de club de barrio y con la garganta de un apostador de carreras de caballo: - Yo tengo una petaca de pisco, se la regalo a este weón desquiciado con tal de que podamos viajar tranquilos y esta señorita que anda aquí pueda al fin encontrar su zapato, que no es bien visto que ande bajo los asientos trajinando partes delicadas. Estuvimos de acuerdo, pero ¿quién le pone el pisco al bo- rracho? Ahí fue que se levantó mi compañera de asiento explicando práctica y pizpireta: - Yo me bajo luego, se la paso de regalo, le digo que es por haberme dejado viajar gratis y la hacemos corta.

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