Antología Fillke Ketrxan: semillas múltiples

20 Lelikelen N°1 Antología | Fillke Ketrxan: Semillas Múltiples. subir nos miramos con compasión y sin decir palabras, que para esto los ojos son buenos señaleros, nos comu- nicamos calladamente lo que en ese momento sentimos: Cagamos. Ah, y no pregunten por qué le decían Pichula de Perro, que en esto de los apodos siempre hay ojos de certero baptisterio y no conviene hacer preguntas, basta con de- jar que la imaginación de los pícaros siga como un río li- bre con su sabia asertaduría. Una vez encontrada mi butaca noté que el bus estaba lleno, con los trabajadores de costumbre, y olía como a un establo de animales exhaustos. Iban secretarias en modo relajado hablando por sus celulares y quitándose los tacones, profesores cansados luego de las quinien- tas horas semanales, trabajadores forestales siempre mojados tosiendo como fumadores sin fumar y un par de náufragos de muchas cosas como yo. Todos comple- tamos los asientos, pero justo antes de partir se subió al bus apurada y decidida, urgente y digna, una joven ma- dre. Obvio que provocó la primera andanada de remilgos e insultos por parte del Pichula de Perro. La chica llevaba a un pequeño en sus brazos, envuelto en esos chales que regalan los asistencialistas que después muy bien termi- nan de choapinos en los pisos o de trapos limpia bares. Se quedó de pie en el pasillo. Le ofrecí asiento, pero me dijo que le iban a llevar gratis pues no tenía dinero y esa gratuidad era a cambio de viajar sin puesto. Si tan sólo Pichula de Perro hubiera bebido le construye un asiento con sonrisales ademanes, pero sabemos que no era la ocasión. Insistí, pero me dijo que ya estaba acostum- brada. La costumbre es la fuerza que deben aprender los desesperados. Comenzó el viaje con un grosero ruido de latas viejas en movimiento, sin música ni luz de amabili- dad y hasta con un estrellón en las veredas. El pequeño en brazos empezó a llorar, pensé que podía ser el aire asfixiante, pero ella, madre enterada supo de inmediato la causa, pues a pesar de la poca claridad, sin tapujos ni

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